Los proyectos de software libre, faltos de democracia interna

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Un análisis de 25 proyectos de código abierto por parte de la UOC muestra que son poco transparentes, que tienen coordinadores que actúan unilateralmente y no escuchan lo suficiente a sus comunidades.

Los principios del movimiento de software libre son la defensa del desarrollo abierto y colaborativo. Sin embargo, a tenor de las conclusiones a las que han llegado en el grupo de investigación SOM Research Lab del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), estos objetivos no siempre se cumplen. Y el teórico funcionamiento democrático que habría que esperar, tampoco. Para llegar a esta afirmación, dos miembros de este grupo de investigación han analizado por primera vez los 25 proyectos más populares de GitHub, la plataforma que aloja casi todos los proyectos actuales de código abierto y donde se encuentran más de diez millones de propuestas.

Según han observado, de todos estos proyectos tan solo uno explica claramente cómo se gobierna (quién decide qué y cuándo) y otros siete dan alguna pequeña indicación; mientras que el resto, que representa el 68% de los analizados, no explica nada sobre estas cuestiones. Y los que dicen algo, tampoco cuenta con prácticas democráticas. Así pues, ninguno de las iniciativas analizadas sigue algún tipo de proceso democrático en su funcionamiento.

Es más, la mayoría de los proyectos están, en realidad, en manos de un reducido grupo de personas que pueden escuchar más o menos las peticiones de los usuarios, pero que en ningún caso se sienten obligadas a atenderlas ni, como mínimo, a explicar cómo deciden si las escuchan o no. Incluso, varios de estos proyectos, como algunos bastante conocidos como WordPress o Linux, adoptan la figura del “dictador benevolente de por vida” que en cualquier momento puede tomar decisiones completamente unilaterales sin tener en cuenta la opinión de la comunidad.

Se trata de un comportamiento que, a juicio de Jordi Cabot, director del SOM y profesor de investigación ICREA en la UOC, “perjudica y frustra claramente a los usuarios, que no tienen forma de influir directamente en el futuro del software”. Y apunta el directivo: “El software ha influido muy positivamente en las mejoras democráticas de nuestra sociedad, por ejemplo, permitiendo la aparición de la democracia electrónica. Quizás es hora ya de llevar la democracia al propio software”.

Para cambiar esta situación, desde SOM Research Lab están elaborando una serie de herramientas y recomendaciones para transformar el desarrollo de software en procesos democráticos y transparentes en los que cada proyecto pueda definir explícitamente las reglas de decisión. Una vez definidas, éstas se podrán monitorizar y automatizar con el objetivo de producir un software que realmente responda a los intereses de la comunidad. En este sentido, esperan empezar a tener los primeros resultados concretos a mediados de 2016.

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