El 20% de los dispositivos cliente serán tablets desmontables en 2020
- En cifras
Esta cifra contrasta con el 5% registrado el año pasado, según IDC, que prevé para ellas una tasa de crecimiento anual compuesto del 30% en los próximos cinco años.
La consultora IDC ha vuelto a hacer públicas sus predicciones tecnológicas, en esta ocasión para el mercado de las tabletas desmontables o convertibles; es decir, las que vienen provistas de teclado y generalmente con Windows instalado. Básicamente, su principal afirmación es que la demanda de este tipo de dispositivos se va a incrementar sustancialmente en los próximos años. De hecho, asegura que en 2020 uno de cada cinco dispositivos cliente serán tabletas desmontables, lo que contrasta con la cifra alcanzada el año pasado, que se quedó en uno de cada veinte. Tanto es así que la venta de este tipo de dispositivos superará al de las tabletas normales, con una tasa de crecimiento anual compuesto del 30% en los próximos cinco años.
“En los últimos trimestres se está anunciando un gran número de nuevos diseños desmontables, la mayor parte de los cuales ejecuta Windows 10 y se basa en una nueva generación de procesadores más potentes”, explica Marta Fiorentini, directora de investigación de IDC EMEA Personal Computing. Estas dos características, según la directiva, son “clave para que los fabricantes se dirijan tanto a los consumidores, quienes todavía prefieren un teclado para las tareas básicas de productividad o de creación de contenido y ahora serán capaces de beneficiarse de una experiencia móvil mejorada; como a los usuarios profesionales, que buscan máquinas de gran alcance para reemplazar a sus portátiles”, señala. Y constata que esta adopción cada vez está ganando más adeptos entre los empleados senior y móviles de algunas compañías europeas y esperan que la tendencia se acelere a medida que las organizaciones se actualicen a Windows 10.
Estas halagüeñas predicciones de IDC contrastan con las menos favorables referidas a las tabletas normales, un mercado muy saturado en Europa Occidental y cada vez más dependiente de las renovaciones. Además, ha de luchar también contra las preferencias de los consumidores por los grandes teléfonos inteligentes y la aparición de otras categorías tecnológicas como los wearables, todo lo cual hace que se extienda aún más el ciclo de vida de estos dispositivos.
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