Open Data, un reto para la ciberseguridad

  • Seguridad

Panda Security advierte de que es importante tener en cuenta los niveles de permisos que otorgamos a las aplicaciones que descargamos en el móvil y de privacidad de la información que compartimos en nuestras redes sociales.

De un tiempo a esta parte, está consiguiendo un gran valor el movimiento denominado Open Data; es decir, la capacidad de poner los datos que se administran a libre disposición de las personas e instituciones, sin ningún tipo de restricción, en formatos que permitan su reutilización para cualquier fin como el desarrollo de nuevos análisis o de aplicaciones online.

Por ejemplo, Barack Obama se sirvió mucho del Open Data que extraía de Twitter y Facebook para modular sus discursos durante los períodos electorales. Si, por ejemplo, veía que días antes de pronunciar uno en la ciudad de Milwaukee la mayoría de las conversaciones sociales se centraban en algo que no estaba planteado para su mitin, simplemente lo añadía y, de este modo, ofrecía soluciones concretas a aquello que necesitaban sus potenciales votantes.

En este sentido, las ciudades son grandes generadoras de datos abiertos que obtienen a través de todos los sensores conectados al Internet de las Cosas. Ayuntamientos como el de Madrid promueven el acceso a los datos del Gobierno municipal para impulsar el desarrollo de herramientas creativas que mejoren la calidad de vida de sus ciudadanos. De este modo, si se monitoriza correctamente los sensores que tiene el consistorio por la ciudad y se contrastan los datos con otros que ofrezca Google o Facebook sobre cuánta gente hay en un determinado lugar, se podrían reforzar los servicios de transporte público, prever el aumento de barrenderos en la zona o, si se trata de un evento deportivo, saber cuándo aumentar las dotaciones de policía para evitar posibles altercados entre hinchas.

En palabras de Hervé Lambert, Retail Global Consumer Operations Manager de Panda Security, “los móviles y los wearables que llevamos encima hacen que nos convirtamos en verdaderos sensores en movimiento que muestran el pulso de una ciudad. Por ello, debemos ser muy conscientes de que muchas de las actividades que llevamos a cabo, además de todo lo que compartimos en nuestras redes sociales, se está monitorizando”. Para el directivo, “se trata de una información muy bien cuidada y encriptada por todas las compañías que la manejan, pero debemos ser conscientes de que nuestros móviles están continuamente enviando datos para mostrar lo que hacemos”, apunta.

Por este motivo, la compañía advierte de que es importante tener en cuenta los niveles de permisos que otorgamos a las aplicaciones que descargamos en el móvil y de privacidad de la información que compartimos en nuestras redes sociales. En el caso de que se infectase de malware alguno de nuestros dispositivos y no nos diéramos cuenta, las consecuencias podrían ser muy negativas. Además, los organismos públicos también deben contar con una política de ciberseguridad muy rigurosa en lo que respecta al Open Data.

Lo bueno, eso sí, es que los expertos en seguridad también tienen acceso a toda la información que ofrece Open Data, lo que, a juicio de Lambert, les permite “identificar nuevo malware y predecir algunas de las acciones maliciosas que puedan perpetrar los cibercriminales”, concluye.

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