La UE presiona para reanudar las conversaciones sobre la tasa Google

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Tras muchas vueltas y revueltas, y con la pandemia de por medio, parece que la cuestión sobre los impuestos digitales ha quedado en un extraño limbo, y la UE quiere que se retome el proceso. Por ello, ha instado a los Estados Unidos a que se reanuden estas conversaciones en el marco de la OCDE para regular las actividades fiscales de las grandes tecnológicas a nivel internacional.

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Estados Unidos ha lanzado amenazas veladas (y también muy directas) a varios países europeos sobre la posibilidad de imponer sanciones a aquellos que quieran intervenir fiscalmente a sus grandes firmas tecnológicas. Su intención parecía ser bloquear iniciativas como la lanzada por Francia, que ya se ha paralizado, y las que se han puesto en marcha desde otros países como España, Italia o Reino Unido. Estos países han lanzado diversos planes para imponer tasas a las actividades de empresas como Google, Facebook, Apple, Amazon y otros gigantes tecnológicos y de la nube. 

Esto se debe a que la supuesta iniciativa de la OCDE (a la que pertenece Estados Unidos) para regular las actividades de estas compañías a nivel internacional no termina de materializarse, y los gobiernos que se sienten más perjudicados quieren tomar medidas. Esto está elevando el tono de las relaciones comerciales con Estados Unidos, pero la administración Trump parece ignorar las demandas de la comunidad internacional (especialmente la europea), y ahora la UE está presionando para que retomen las conversaciones en torno a esta posible regulación.

De hecho, ante la dejadez interesada del gobierno de EEUU y teniendo en cuenta la posibilidad de que no se retome el camino anterior, la UE advierte de que tomará medidas a nivel europeo si no se reanuda el trabajo regulatorio supuestamente impulsado desde la OCDE. El objetivo, como señala la delegación de la Comisión Europea en Estados Unidos, es impulsar las reformas que obliguen a los gigantes tecnológicos a pagar los impuestos que corresponden a la actividad que realizan dentro de cada país y región.

En el comunicado lanzado a finales de la semana pasada, la Comisión señala que siguen “comprometidos a garantizar que todas las empresas, incluidas las digitales, paguen su parte justa de los impuestos donde corresponde”. Mientras tanto, la agresiva administración Trump se permitió el lujo de retirarse de las negociaciones el mes pasado, aduciendo una falta de progreso, pero ahora podría enfrentar presiones que deberá tener en cuenta, quiera o no.

Mientras tanto, desde EEUU no paran de llegar amenazas sobre sanciones a aquellos países europeos que quieran imponer tasas a sus empresas (claramente enfocándose en las tecnológicas). La amenaza va originalmente dirigida contra Francia, pero es un aviso a navegantes para el resto de países. Pero la paciencia europea parece estar agotándose, y de seguir así la situación, cabe la posibilidad de que Estados Unidos pierda la mayoría de los apoyos que todavía tiene en la región, ya que la excesiva presión está haciendo que los países europeos “pierdan el miedo”, y se replanteen su posición relativa en el mercado global, haciendo valer su peso ante el abuso norteamericano.

La principal baza de Estados Unidos es la imposición de aranceles al ser uno de los principales mercados del mundo, pero ante la actual crisis es más que probable que pierda su supremacía o reduzca sensiblemente su peso en muchos mercados, mientras que cada región (especialmente Europa) apuesta cada vez más por el desarrollo de su propia tecnología y por construir una nueva cadena de suministro de productos que tradicionalmente importa de otros países.

Se trata de un duelo de voluntades complicado de sostener a largo plazo para muchos países que demandan este nuevo régimen de fiscalidad, pero la fuerza de Estados Unidos podría estar mermando en el contexto macroeconómico global, y sus opositores tratarán de aprovechar esta situación al máximo. Lo que parece claro es que si la OCDE no desarrolla pronto una nueva regulación internacional de las actividades de estas grandes corporaciones, los países más fuertes van a tomar medidas, al margen de la respuesta de Estados Unidos.