El sector TIC británico sale perdiendo con el Brexit

  • Opinión
Jorge Díaz Cardiel

Theresa May, primera ministra de Reino Unido -o "de las cuatro naciones que componen Reino Unido", - como ella misma dijo el 17 de enero de 2017, explicó cómo se producirá el famoso "Brexit" o abandono de la Unión Europea por parte de su país, con la vehemencia del converso. Ella, como David Cameron, se opuso al Brexit pero, en habiendo aceptado el mandato de las urnas, en este caso vinculante, por decisión de su predecesor, se dispone a desgajarse fuertemente de Europa.

Curiosamente, la razón que Theresa May adujo, para racionalizar el porqué del abandono de la Unión, fue “la apuesta por un mayor internacionalismo”. En otras palabras, dio a entender que la Unión Europea -el bloque económico de libre comercio más grande, en volumen, del mundo- es una especie de aldea, que se le queda pequeña a Reino Unido. Si no habló de la grandeza del imperio británico fue por dos motivos: primero, porque no tienen imperio; segundo porque ella no es reina. Pero su discurso describió Reino Unido como si fuera un país con una economía tan grande como la de Estados Unidos, Japón o China. Wrong. Se equivoca. Se equivoca en todo. Reino Unido es una pequeña isla que, hasta ahora, era la segunda economía de Europa tras Alemania. Y el cuarto exportador. Todo ello, gracias a su pertenencia con reparos y caveats, a la Unión Europea. No more. Se acabó.

El discurso internacionalista de Theresa May no estaba dirigido a la población general de su país que, muy posiblemente, no entendió una palabra de lo que dijo. Ella explicaba que, gracias al Brexit, Reino Unido será “uno, grande y libre”, mientras que a los ciudadanos solo les importa una cosa: que no vayan más inmigrantes a quitarles trabajo. Las dos cuestiones son falacias. Reino Unido (con tensiones independentistas en Escocia, Gales e Irlanda del Norte) es una islita pequeña…, sin la Unión Europea; ésta responderá con dureza al Brexit, por ejemplo, poniendo aranceles a la importación de productos británicos. Y, en una economía globalizada, ¿Quién va a comprar productos británicos, que son caros de por sí? China, ciertamente, no, puesto que es “la gran fábrica del mundo”, que exporta a los demás. Estados Unidos apuesta por “America first” y por “made in America”. Producción y exportaciones británicos se verán afectados negativamente por el Brexit, también los productos y servicios tecnológicos.

Segundo, el empleo y la inmigración. La tasa de paro de Reino Unido es del 5,5%. Por poner las cosas en perspectiva, la tasa de paro actual en España es del 18,91% de la población activa. Y nosotros somos 46 millones y ellos 66 millones: luego, ¿de qué se quejan? ¡Si los británicos tienen prácticamente pleno empleo! Los que tenemos motivos para llorar somos nosotros, y no los británicos. El quid de la cuestión, es que los trabajadores con menos formación y que provenían de la industria, se han quedado en el paro y no encuentran trabajo. Pero ésta es una desgracia que sucede en todo el mundo desarrollado. Los trabajadores -como los blancos de clase trabajadora que han votado a Donald Trump en Estados Unidos- culpan a los inmigrantes de su desempleo. Pero, también esto, es una falacia.

En el caso del Reino Unido, la inmigración suele ser de “alto standing”. Me explico. La economía británica, en Reino Unido, es, en un 78%, de Servicios. Y, en este cajón de sastre, destacan dos sectores: primero, el financiero, con 15% del PIB y concentrado en la City de Londres. Voy a menudo allí y no veo obreros. Sí, en cambio, mucho expatriado norteamericano que trabaja en banca de inversión. Dudo que el que fuera minero en Gales, pueda sustituir al “trader americano”. Aunque, Dios hace milagros…, y Trump es presidente.

El segundo sector en importancia para Reino Unido son las Tecnologías de la Información o TIC, que suponen un 10,4% del PIB británico. Las primeras 850 empresas TIC en Reino Unido emplean a 600.000 personas, fundamentalmente en Servicios, pero no en Fabricación. Por contraste, España tiene un sector TIC que aporta un 8,4% al PIB y emplea, según AMETIC -supongo que sigue existiendo, pero un vecino mío tiene dudas razonables, que dice el Derecho- a 384.000 personas, habiendo perdido 100.000 empleos entre 2009 y 2014. Al igual que, en el caso británico, “nuestras TIC” son servicios en un 95%, pues solo un 5% es fabricación o producción (Fuente: Ametic, 2016). Y hablo de todos los segmentos del mercado: telecomunicaciones, informática, hardware, software, conectividad, Internet, comunicaciones, etc.

Ergo, si el sector TIC de Reino Unido fabrica poco, muy poco y, fundamentalmente, ofrece servicios, cuando salga de la Unión Europea, ¿a quién se los va a vender? Por supuesto, a su mercado interior. Pero la experiencia histórica nos dice, que el proteccionismo económico y su aberrante derivada, llamada autarquía, llevan a la ruina económica. Reino Unido va a tener muchas dificultades para vender sus servicios TIC a los 27 países de la Unión Europea, donde ha dejado heridas muy abiertas. ¿A Japón le va a vender TIC? Temo que el sector TIC, en Japón, es el 39% de su PIB, por lo que no creo que los japoneses quieran comprar tecnologías de la información a los británicos. ¿China? Siendo la fábrica tecnológica del mundo, es difícil pensar que, en la cuadriculada mentalidad china, quepa la posibilidad de considerar la compra de servicios que no necesitan. Además. Los chinos son muy prácticos y tienen sus propios problemas internos, derivados de un bajo crecimiento económico.

Queda Estados Unidos. Norteamérica, el país de la innovación empresarial y tecnológica. El presidente electo, Donald Trump, ha alabado el Brexit, no porque le importe, sino porque le venía bien para equipararlo a su movimiento populista. Trump, que, por un lado, apuesta por el proteccionismo económico y amenaza con romper o renegociar los tratados de libre comercio mundial -en los que está Reino Unido, por lo que este proceso de ruptura le afectará negativamente-, ofrece, al mismo tiempo, “una relación especial a Reino Unido”. O lo que es lo mismo, nada, nothing. Silicon Valley está en California. Microsoft y Amazon tiene sede en Seatle. El mega sector TIC es norteamericano (Apple, Google, Amazon y Facebook); el sector TIC tradicional (HPE, HP Inc, IBM, Microsoft, Salesforce, Dell-EMC, Oracle, etc) lo componen empresas norteamericanas. Entre estos dos ámbitos TIC, aportan sectorialmente -no como componente del PIB, por ejemplo, la demanda doméstica, la inversión empresarial o las exportaciones- un 70% al Producto Interior Bruto Norteamericano. Con este dato, la pregunta es obvia: ¿para qué necesitan los norteamericanos a las TIC británicas? Cuando, además, es de Perogrullo decir, que la mayor parte del sector TIC británico lo componen filiales comerciales de empresas norteamericanas.

El sector tecnológico británico se va a ver muy afectado negativamente por el Brexit. Sin el apoyo de la Unión Europea, China, Japón y Estados Unidos, sus exportaciones en todos los ámbitos, pero especialmente en este sector, caerán estrepitosamente. Reino Unido podría exportar a países de la Common Wealth, pero Canadá y Australia tienen sectores TIC fuertes y el resto, hasta 48 países, lo componen economías pobres que necesitan agua y comida, en vez de ordenadores.

Con los datos del FMI, la OCDE, Eurostat y el Banco Mundial, Advice Strategic Consultants estima que, por la caída de exportaciones de las TIC, la economía británica perderá un 1% de su PIB en el primer año del Brexit y 100.000 personas perderán su puesto de trabajo en empresas tecnológicas.

A corto plazo, no les arriendo la ganancia a los británicos, aunque ellos han sido quienes lo han decidido en referéndum, con libertad. A largo plazo…, Dios dirá. Si no, que se lo pregunten a Trump y a Hillary Clinton…

Jorge Díaz Cardiel. Socio Director de ADVICE Strategic Consultants. Consultor TIC desde 1986. Autor de Éxito con o sin crisis, Recuperación económica y grandes empresas e Innovación y éxito empresarial, entre otros libros.