La demanda de digitalización impulsa la recuperación económica en EEUU

  • Opinión

El lunes 14 de septiembre, los índices bursátiles repuntaban, tras una semana previa de caídas de los valores tecnológicos. Un fin de semana de por medio y unas cuantas noticias positivas en el sector TI y digital y las bolsas suben de nuevo.

Tribuna de opinión de Jorge Díaz-Cardiel, socio director de Advice Strategic Consultants

Por supuesto, la realidad es más compleja, pero puede resumirse: los valores tecnológicos alcanzaron este verano, máximos históricos desde febrero de 2020, antes de que estallara la pandemia. Apple alcanzó los dos trillones de dólares en market cap. También Microsoft, Alphabet-Google, Facebook, Amazon, Netflix, etc, todas obtuvieron en el segundo trimestre excelentes resultados, lo que tuvo su reflejo en el aumento de su valor en bolsa. Ya era hora de hacer beneficios por parte de los que compraron acciones de esas empresas a precios más baratos que los de la semana pasada: vendieron y las bolsas cayeron. Es lo más normal del mundo y lo explica muy bien el inversor billonario Howard Marks, CEO de Oaktree Capital y autor de “The most important thing” and “Business cicles”.

Insisto, nada nuevo bajo el sol, aun cuando hubo analistas financieros, periodistas, inversores despistados y gentes con su propia agenda y no necesariamente buena intención, que hablaron del apocalipsis del ecosistema tecnológico, el fin de Silicon Valley, de la “manifestación del desacoplamiento entre la economía real" y la “exuberancia irracional de los mercados de valores”, frase famosa de Alan Greenspan, entonces presidente de la Reserva Federal o FED, en el punto álgido de las “punto.com” que, sin haber demostrado nada, sin activos ni resultados, tenían valoraciones bursátiles tan exorbitantes que, por ejemplo, permitieron a AOL (America On Line, Steve Case) comprar TimeWarner por una cantidad tan desproporcionada de dinero que, cuando estalló la burbuja, AOL casi arrastra a la ruina a TimeWarner, como le sucedió a miles de empresas “digitales” que fueron a la ruina causando una recesión económica. Entonces había simplones que afirmaban (¡en 1999!) “Los negocios, o son digitales o no son negocios” (PWC).

En la primera quincena de septiembre de 2020 (dos décadas después) vemos un video de una directiva de McKinsey donde afirma que “en los seis meses de pandemia hemos avanzado más de seis años en transformación digital”. La muchacha (denominación de origen toledana) no aclara de qué está hablando: su empresa, su sector, la economía, la sociedad, su casa, su familia, su cuenta corriente, ella y una prima de su pueblo, Europa, América, el mundo… Vamos a asumir se trata de una hipérbole o, incluso una metáfora, “a figure of speech”.

Un amigo que trabaja en Telefónica me dijo que, en el primer trimestre del año, “hemos vendido más tecnologías de la digitalización que lo que hubiéramos vendido en cinco años de normalidad sin pandemia”. Y, ciertamente, los resultados de la empresa de Telefónica que agrupa los negocios y servicios digitales (Telefónica Tech), crece a dos dígitos y aporta el 20% del beneficio del grupo. Esto me parece más concreto y plausible: se concreta en el anuncio de resultados trimestral.

¿Qué diferencia hay entre la exuberancia irracional tecnológica digital de hoy y la de hace 20 años? Antaño, no había fundamentales. Las “punto.com” vendían humo, promesas vacías de las que cuestan caro en “blood and treasure” que le gusta decir al economista norteamericano y premio nobel de Economía Joseph Stiglitz: quiebras de empresas, despidos masivos y decepción y tristeza entre la mayoría, versus unos inversores listillos que sabían de qué iba la fiesta y se hicieron billonarios a costa de causar una recesión mundial. El entonces presidente de Disney (The Walt Disney Company), Michael Eisner (1984-2005) rechazó el deal de AOL con acaloradas discusiones con Steve Case, que acabó engatusando al presidente de TimeWarner, cuyo nombre omito y casi causa una de las quiebras más grandes de Corporate América.

En 1999 y 2000 no había demanda de digitalización, sino de computación. Era la Tercera Revolución Industrial que hizo la fortuna de HP, IBM, Apple (en su segunda resurrección, esta vez capitaneada por Steve Jobs, fundador), Microsoft, Dell, Kodak, Oracle, Sun Microsystems, SAP, Intel y mil empresas tecnológicas más. Ordenadores conectados a Internet, sistemas operativos, microprocesadores, workstations, mainframes, impresoras, redes, conectividad y networking, hardware y software es lo que requería el mercado. Y poder de computación.

Steve Jobs lo entendió muy bien desde Apple (en 2001 empieza con el iPod y continúa con los nuevos Mac, y el iPhone en 2007, el iPad en 2010 y así hasta llegar a ser la empresa más valiosa del mundo) y desde Pixar, donde gracias a la computación que la Ley Moore le provee, (de la Intel Corporation que dirige Andy Grove), puede hacer películas extraordinarias como Toy Story o Cars. Una de las primeras decisiones de Bob Iger, presidente y CEO de Disney que sucede a Michael Eisner, es comprar Pixar a Steve Jobs. Disney es hoy lo que es gracias a esa compra y a las que vinieron después: Marvel, Lucas Film y 20th Century Fox. Recientemente, Disney lanzó Disney+ o su servicio de televisión en streaming que, también, en seis meses, de manera tangible, ha conseguido el número de clientes que esperaba conseguir en años (50 millones de suscriptores).

En 1999 y 2000 se requería Computación y no Digitalización, insisto. En 2020, con la maldita pandemia incluida, las empresas y las personas piden transformación digital. No es necesario generar la demanda, como en 2000, sino que es un lugar común que, sobre la computación, para triunfar en los negocios y en el puesto de trabajo es necesaria la siguiente capa, la digital: #5G, cloud computing, inteligencia artificial y machine learning, Automatización de Procesos, Robótica, Impresión 3D, Big Data, Ciberseguridad, Conectividad Instantánea sin latencia, son necesarios. “La necesidad agudiza el ingenio” dicen algunos. Otros afirman que lo que hace la necesidad es generar ansiedad, pero “ius suum cuique tribuendi”, a cada uno, hay que darle lo suyo.

Las famosas chorradas como “cambio de paradigma” o “cada crisis es una oportunidad”, aquí no aplican por indecentes, porque la pandemia ha causado muchos cientos de miles de muertos y millones de enfermos. Lo que sí hay es demanda. Por eso, las empresas TI-Digitales (FAANG) como Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google, a las que habría que añadir a Microsoft, son las reinas de mambo de las redes sociales y la publicidad online; el comercio electrónico, la logística y la cadena de suministro, televisión en streaming y buscadores de Internet más publicidad online. Todas estas empresas han creado plataformas para vender online (como los famosos market-places del año 2000 que se fueron al garete), tienen una muy rentable fuente de ingresos en Cloud con Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure, Google Cloud, etc; han lanzado sus televisiones en streaming: Amazon Prime Video, Apple+, Netflix y puede añadirse, desde Disney+ a Movistar+, entre otros muchos.

Son solo ejemplos, porque estas empresas utilizan intensivamente y venden a mansalva cloud, big data, inteligencia artificial, conectividad, etc. En estos negocios está el dinero (Show me the money!!!!, de Jerry McGuire, Tom Cruise) y lo están demandando las administraciones públicas y las grandes empresas. El siguiente paso será ayudar a la pyme y a los autónomos. Curiosamente, en España, por contraste con EEUU, quienes más impulsan la digitalización entre pymes y autónomos son Fundación Bancaria La Caixa, para, mediante la educación, cerrar la brecha digital; CaixaBank, líder mundial en banca digital y, con Bankia, décimo banco de Europa, El Corte Inglés con la omnicanalidad y Cellnex Telecom con la gestión de infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas.

España no es EEUU, cuya economía está digitalizada en un 30% (World Bank, IMF, World Economic Forum, Advice Strategic Consultants y National Bureau of Statistics o INE americano), pero Castilla y Aragón todavía tienen bazas que jugar para sacar a España de la recesión económica gracias a la digitalización.

Ah! Y no olvidemos que Microsoft se ha llevado buena parte del contrato de cloud del Pentágono; la operación norteamericana de TikTok acabará siendo comprada por Oracle (a quien interesa menos la red social que la plataforma de cloud que impulsará su negocio al nivel de las otras tecnológicas; y Nvidia se hace con ARM en el mercado de semiconductores y procesadores. Softbank, conglomerado japonés dueño de ARM está desinvirtiendo en empresas tecnológicas, aunque temo ese dinero no se reinvierta, sino que vaya a enjugar deuda… Y, cuando Microsoft lanza Surface Duo y su nueva Xbox, Apple obtiene el apoyo de un juez de primera instancia, que le da la razón en su litigio con Epic Games (Fortnite).

¿Anecdóticas estas noticias? No. Son varios, entre miles, ejemplos de cómo la recuperación económica en EEUU toma velocidad gracias a la digitalización, “que no necesita un cartero o un portero, que le llame dos veces”, porque el personal hará colas kilométricas para comprar los nuevos productos de Apple anunciados el 15 de septiembre y, viendo a terceros, es objetivo decir que la gente se vuelve literalmente loca con Fortnite…

Jorge Díaz-Cardiel. Socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Ha sido Director General de Ipsos Public Affairs, Socio Director General de Brodeur Worldwide y de Porter Novelli International; director de ventas y marketing de Intel Corporation y Director de Relaciones con Inversores de Shandwick Consultants. Autor de miles de artículos de economía y relaciones internacionales, ha publicado una veintena de libros, sobre economía, innovación, digitalización y éxito empresarial. Es Premio Economía 1991