Internet de las Cosas puede acelerar el desarrollo sostenible

  • En cifras

Con motivo de la reciente celebración de la conferencia COP21, la vicepresidenta de investigación de Gartner, Bettina Tratz-Ryan, ofrece su opinión al respecto.

Por primera vez en más de veinte años de negociaciones de la ONU, la conferencia COP21 de París estableció hace unas semanas mantener el calentamiento global por debajo de un aumento de 2°C. Y a ello puede contribuir la tecnología, y más concretamente el Internet de las Cosas (IoT). Así, al menos, opina Bettina Tratz-Ryan, vicepresidenta de investigación de Gartner. “La capacidad de realizar un análisis en tiempo real sobre cualquier operación o proceso puede resultar clave a la hora de impulsar los beneficios ambientales. Esto se produce mediante todo tipo de sensores, y en este sentido IoT puede ser los ojos y los oídos de todo lo que hacemos”, afirma.

Según la directiva, IoT desbloquea el potencial de análisis de datos en tiempo real de los diferentes procesos de negocio y visualiza las ineficiencias de recursos. Además, la creciente disponibilidad de fuentes de datos de IoT traerá más información sobre el contexto en el que el sensor está supervisando un evento o estado ambiental. Ese contexto, explica Tratz-Ryan, “proporciona una nueva visión dentro de una evaluación de las dependencias entre el usuario y el comportamiento del operador, las operaciones máquina-tecnología-proceso, o las influencias externas que podrían dar lugar a ineficiencias ambientales”. Además, las aplicaciones y las redes sociales permiten compartir las mejores prácticas ambientales personales con otros y crear enfoques comunitarios dinámicos. “Todos estos métodos tienen una cosa en común: la capacidad de aprovechar los datos para hacer cambios en tiempo real hacia un resultado más sostenible”, comenta.

Por otro lado, los patrones de consumo en tiempo real de la energía en los edificios en función de la hora del día y el tráfico de personas pueden ayudar a la gestión inmobiliaria para reducir los costes operativos, los gases de efecto invernadero y la huella ambiental. Y con la participación de los empleados en las políticas ambientales de la organización a través de cuadros de mando, se crea cierto compromiso y reconocimiento por su parte. No hay que olvidar que la generación Y o Z tienen un interés mayor en la sostenibilidad.

Y esto se puede trasladar también al fomento de las ciudades inteligentes. En palabras de Tratz-Ryan, “los mejores ejemplos de una ciudad inteligente son las que implantan soluciones tecnológicas inteligentes para mejorar sus operaciones, pero al mismo tiempo son capaces de demostrar una influencia directa de los ciudadanos”. Para esta directiva, la inclusión social, la sostenibilidad y el impacto del cambio climático, así como la ciudadanía digital, son áreas clave en las ciudades inteligentes que abordan estrategias demográficas, ambientales, económicas, sociales, que pueden iniciar resultados tangibles. En este sentido, ciudades como Copenhague (Dinamarca), Portland (Estados Unidos) y Kyoto (Japón) integran el medio ambiente con la calidad de vida y la gestión urbana inteligente. “La adaptación al cambio climático se logra no sólo por la planificación en torno a situaciones de emergencia, sino por la construcción de una comunidad que se centra en la gestión de residuos y el reciclaje, las energías renovables y la eficiencia de los recursos, la calidad del aire y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”, concluye.

Recomendaciones que te puedan interesar…

Hiperconvergencia, la evolución del Data Center

3 síntomas de que su virtualización está muerta

Cloud: Seguridad, Desmaterialización y Compliance

5 consideraciones para garantizar la recuperación de datos

Cómo optimizar tu marketing con la regla del 5x5

Las apps cloud y su seguridad retan al departamento TI

Estudio y guía metodológica sobre Ciudades Inteligentes

Ciberataques dirigidos en España y otros países europeos

Competencias digitales en la empresa española