La digitalización podría poner en riesgo hasta un 36% de los puestos de trabajo en España

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Según los expertos de BBVA Research, la Cuarta Revolución Industrial también precipitará la automatización de numerosas tareas, lo que podría poner en riesgo hasta un 36% de los puestos de trabajo actualmente existentes en el país. Recomiendan trabajar en tres ámbitos para atenuar las repercusiones negativas de la digitalización en el empleo.

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BBVA Research ha examinado el grado de vulnerabilidad del empleo en España a la revolución digital y lo ha plasmado en un Observatorio, que concluye que el proceso de transformación digital en curso y los avances en robótica e inteligencia artificial crearán nuevos empleos, pero también precipitarán la automatización de numerosas tareas.

Es la automatización que trae la Cuarta Revolución Industrial la que podría poner en riesgo hasta un 36% de los puestos de trabajo existentes actualmente en España, por lo que los autores del informe consideran  que, para atenuar las repercusiones negativas del progreso tecnológico sobre el mercado de trabajo, es imprescindible que los agentes económicos gobiernen el cambio, centrándose en tres ámbitos:

1. Educación. Es urgente invertir más y mejor en capital humano para que la población adquiera conocimientos y habilidades (cognitivas y no cognitivas) complementarios al progreso tecnológico.

2. Regulación y mercado laboral. Deben acentuarse las reformas que traten de eliminar las barreras a la inversión y al crecimiento empresarial y facilitar la creación de empleo. Al mismo tiempo, es preciso mejorar la eficacia y la eficiencia de las políticas del mercado de trabajo.

3. Redistribución. Será ineludible diseñar mecanismos que compensen a los damnificados por la revolución digital. Los márgenes de mejora de la cobertura y la eficiencia del estado del bienestar en España son amplios.

El Observatorio sostiene que la identificación de los trabajadores más vulnerables a la revolución digital es una condición necesaria para minimizar los costes de transición individuales y sociales. Así, según sus estimaciones, la probabilidad de automatización disminuye con el grado de responsabilidad en la empresa, el nivel educativo, la disposición a participar en acciones formativas y la adopción de nuevas formas de trabajo –como el teletrabajo–, y es comparativamente reducida para los ocupados en educación, sanidad, servicios sociales, TIC, energía y actividades científico-técnicas. Las restantes características del trabajador –como el género, la edad, la nacionalidad, la antigüedad, el tipo de contrato y la situación laboral de procedencia– y de la empresa –como el tamaño– juegan un papel secundario para explicar el riesgo de digitalización.