Una nueva manera de gestionar riesgos

  • Opinión

Roberto de la Cruz

La gestión del riesgo es más compleja hoy que hace unos meses. La crisis del COVID-19 ha supuesto un auténtico tsunami para todos y es momento de replantear cómo se estaban haciendo las cosas y cómo deben hacerse a partir de ahora.

Tribuna de opinión de Roberto de la Cruz Martínez. Director de RiskMS

De la mano del avance tecnológico, y en un contexto totalmente incierto, la forma de tratar los riesgos debe evolucionar para adaptarse a los nuevos retos, desde la sofisticación de la ciberdelincuencia hasta el progresivo aumento del volumen de información que debe ser gestionada por parte de las compañías o la intensificación de las consecuencias derivadas de los riesgos reputacionales u operacionales.

Un estudio publicado por Deloitte hace algo más de un año, en mayo de 2019, confirmaba que el 92% de las compañías que gestionan riesgos de mercado percibían su forma de gestión como altamente efectiva. Sin embargo, los riesgos no financieros como los de reputación, operacional o de resiliencia empresarial, que podrían considerarse como “no tradicionales”, eran considerados más complejos de gestionar según los mismos encuestados. Vivíamos un momento de cierta tranquilidad.

Pero en este 2020 finalizó la quietud. Aquellas compañías que no hayan implementado una cultura del riesgo, tras la crisis del COVID-19 lo tienen realmente complicado. Ahora, más que nunca, las empresas precisan mejorar sus sistemas de prevención apostando por equipos de profesionales especializados en la gestión del riesgo y empleando nuevas metodologías para mejorar la eficacia de los sistemas.

Aquí entra en juego la tecnología como aliada. Para mejorar los programas de prevención de riesgos, las compañías emplean soluciones tecnológicas que facilitan el proceso y mejoran la eficiencia. En este contexto, es entendible la tendencia a emplear soluciones como los ERM (Enterprise Risk Management) dentro del negocio de la compañía.

Este software permite evaluar y gestionar los riesgos corporativos a través de la tecnología. Se anticipa a hechos relevantes, trata los diferentes riesgos y permite evaluar su impacto para facilitar una respuesta eficiente.

Precisamente, también Deloitte, en su estudio “Global Risk Management Survey”, destaca que, en 2006, tan solo un 35% de las organizaciones empleaba un ERM en su negocio. Por el contrario, en 2018 este porcentaje aumentó al 83%. Sin duda, este dato refleja el cambio de la cultura del riesgo: las compañías apuestan cada vez más por la prevención.

Pero ¿por qué este cambio en la cultura del riesgo? En un mundo globalizado y digitalizado, donde el desarrollo tecnológico evoluciona a pasos de gigante, los riesgos se multiplican. Su tratamiento es mucho más complejo y resulta necesario contar con herramientas y soluciones que faciliten esta gestión.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que no solo basta con implantar sistemas adecuados y eficaces en el negocio. Sin un equipo profesional concienciado de la importancia que supone la gestión del riesgo, la compañía continúa siendo vulnerable a ellos. El equipo, en cierto modo, también es parte del sistema de prevención de riesgos.

Por tanto, para contar con un buen sistema de gestión del riesgo hoy en día, y más tras las crisis del COVID-19, es necesario contar con estas dos vertientes: la implementación de soluciones tecnológicas que optimicen los procesos de prevención y, además, inculcar la cultura del riesgo en la compañía.

Estaríamos, por tanto, ante una manera diferente de gestionar los riesgos, mucho más eficaz que años atrás.

Roberto de la Cruz Martínez. Director de RiskMS