El desafío cuántico: formación, innovación y talento para un futuro tecnológico
- Opinión

2025 ha sido declarado el año internacional de la ciencia y las tecnologías cuánticas, una decisión que no solo reconoce los avances científicos del último siglo, sino también el enorme potencial de las tecnologías cuánticas para transformar nuestra sociedad. En este contexto de ebullición tecnológica, uno de los puntos de encuentro más fascinantes se da entre la inteligencia artificial y la física cuántica, dos campos llamados a redefinir el futuro de la computación, la medicina, la energía, la seguridad y la industria.
Por María Gutiérrez, manager de ciberseguridad en NTT DATA.
La física cuántica nació como una teoría para explicar el comportamiento del mundo microscópico, los átomos, electrones, fotones... pero en las últimas décadas se ha convertido en una nueva revolución, que se apoya en cuatro pilares tecnológicos: computación cuántica, comunicación cuántica, sensórica y metrología. Cada uno de estos pilares abre nuevas fronteras a la vez que impulsa la creación de empleos y perfiles profesionales hasta ahora inexistentes.
Cuatro pilares fundamentales
La computación cuántica se basa en el uso de qbits o unidades de información, que, a diferencia de los bits clásicos, pueden representar simultáneamente los estados 0 y 1 gracias a un fenómeno llamado “superposición”. Esto permite realizar cálculos paralelos a una escala impensable para los ordenadores tradicionales, Google, IBM y startups como IonQ o Psi Quantum, compiten ya por liderar esta carrera.
Por su parte, la comunicación cuántica explota el entrelazamiento cuántico, una propiedad por la cual dos partículas pueden estar correlacionadas sin importar la distancia que las separe. Esto promete comunicaciones ultra seguras e imposibles de interceptar sin ser detectadas, abriendo el camino a redes cuánticas y eventualmente a una internet cuántica.
La sensórica cuántica permite detectar campos magnéticos, variaciones de gravedad o cambios fisiológicos con una precisión sin precedentes, revolucionando desde la medicina hasta la exploración espacial. Avances que se podrían aplicar directamente en ciencia o industria, y que aumentarán las capacidades de vigilancia y reconocimiento para, por ejemplo, detectar aeronaves furtivas o submarinos.
En lo que respecta a la metrología cuántica, se redefinen estándares de medida, como pueden ser el segundo o el metro. Gracias a ello, y basándose en constantes universales, es posible mejorar la precisión y la trazabilidad en ciencia e industria.
Tecnología y talento
En cuanto a la inteligencia artificial, sabemos que ya es parte esencial de nuestra vida digital, pero sus límites actuales se deben en parte a las restricciones computacionales. La IA cuántica, sin embargo, que todavía se encuentra en un estado incipiente, promete acelerar el entrenamiento de modelos, encontrar patrones en datos imposibles de procesar en sistemas clásicos y optimizar problemas de enorme complejidad como el diseño de fármacos o la logística global. Además, también está siendo usada para mejorar el diseño y el control de ordenadores cuánticos en un bucle virtuoso entre dos de las disciplinas más prometedoras del siglo XXI.
La expansión de estas tecnologías no solo transformará sectores industriales enteros, si no que creará nuevas profesiones y exigirá nuevas competencias. Algunos de los perfiles más demandados en los próximos años serán los de ingeniero de hardware cuántico, expertos en criogenia, superconductividad y óptica cuántica. También desarrolladores de algoritmos cuánticos, profesionales con conocimientos híbridos en informática, física y matemáticas, científicos de datos, especialistas en análisis de big data o de ciberseguridad cuántica.
También se necesitarán consultores y estrategas en materia de tecnología cuántica, capaces de traducir el potencial cuántico en valor para empresas y gobiernos. Las universidades y centros de formación están empezando a adoptar sus programas para ofrecer grados, másteres y cursos especializados, pero el ritmo de la innovación obliga a una actualización constante, y es que materias como la física, la informática, la ingeniería ética o derecho, serán clave.
La cuántica en España
Con todo ello, España no parte de cero. Somos uno de los países adheridos a la agenda estratégica de investigación en tecnologías cuánticas de la Unión Europea y hemos lanzado recientemente una estrategia nacional de tecnologías cuánticas, con inversión inicial de 70 millones de euros y el objetivo de posicionar al país como actor relevante en Europa en esta materia.
Contamos con centros de referencia como el Instituto de Ciencias Fotónicas, el Instituto de Física Fundamental del CSIC o el Donostia Internacional Physis Center, además de grupos pioneros en simulación cuántica, algoritmia y criptografía cuántica. Asimismo, el ecosistema de startups español comienza a florecer con iniciativas en hardware, comunicaciones seguras apoyadas por programas como Quantum Spain o el PERTE Chip, pero el gran reto sigue siendo atraer y retener talento, crear un marco regulatorio competitivo y fomentar la transferencia tecnológica.
La inteligencia cuántica no es solo la fusión de dos tecnologías punteras, es también una llamada a pensar distinto, a abrazar la incertidumbre y a imaginar futuros que hoy parecen ciencia ficción. Si sabemos formar talento, coordinar políticas públicas e impulsar innovación empresarial, España puede jugar un papel protagonista en este nuevo capítulo de la historia tecnológica, porque el futuro ya no es solo digital, es cuántico.