Ocho claves para vencer el síndrome postvacacional

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Tras las vacaciones de verano, la vuelta al trabajo supone un cambio en la rutina del sueño, de la alimentación, que puede dar lugar al síndrome postvacacional, que se traduce en estrés, dolores de cabeza, irritabilidad, falta de concentración, insomnio y, en los casos más severos, depresión. Las empresas pueden hacer más fácil su reincorporación si toman una serie de medidas, que han reunido los expertos de Cigna España.

Septiembre marca el fin de la temporada vacacional por excelencia en España, y retomar las obligaciones laborales tras las vacaciones siempre requiere de un periodo de adaptación, ya que durante el verano la gente aprovecha para desconectar de sus responsabilidades y pasar más tiempo con sus amigos y familiares. Al volver a su rutina tras varias semanas de desconexión, el empleado se puede sentir abrumado ante la carga de trabajo, desorientado ante la falta de información sobre su situación laboral y fatigado por las largas jornadas de trabajo.

Este año, además, se suma el impacto emocional y económico de la situación excepcional que se está viviendo a nivel mundial. Factores como la subida de la inflación, la bajada de la bolsa y el encarecimiento de los productos básicos, la luz y la gasolina han incrementado notablemente los niveles de estrés de la sociedad. Según el estudio anual “Cigna 360 Well-Being”, el 40% de los encuestados reconoce tener estrés debido a su situación financiera familiar y personal, y a un 53% le afecta la incertidumbre sobre su futuro tanto a nivel laboral como económico. En este sentido, el papel de los departamentos de recursos humanos va a ser fundamental para fomentar una buena vuelta al trabajo y asegurar un buen bienestar tanto físico como mental y emocional de los empleados.

Por eso, los expertos de Cigna España han reunido una serie de medidas que las empresas pueden aplicar para facilitar la vuelta a la actividad habitual:

- Ofrecer flexibilidad para la vuelta de las vacaciones. Generalmente las vacaciones suelen comprender semanas enteras por lo que la vuelta a la oficina suele producirse un lunes, pasando de estar en la playa o en la montaña a empezar a trabajar con una semana completa por delante. Por ese motivo, para evitar este cambio tras drástico, se propone incluir nuevas medidas dentro de la empresa, como la posibilidad de reincorporarse con la semana más avanzada, teniendo así sólo dos o tres días de trabajo por delante. Está demostrado que, psicológicamente, de esta manera los empleados se sienten más motivados y productivos al ver el fin de semana tan cerca.

- Facilitar herramientas para la estabilidad financiera. Las vacaciones son una fuente de gastos innumerables y si a eso se le añade la incertidumbre económica y laboral en la que se encuentra la sociedad inmersa hoy en día, el resultado es un empleado agobiado y poco productivo. Para ayudar a paliar estas situaciones se recomienda ofrecer cursos que les enseñe a ser previsores y a manejar mejor sus fianzas, permitiéndoles ver en qué gastan el sueldo y las posibilidades reales de ahorro. Así, podrán identificar dónde reducir gastos y estar preparados ante cualquier cambio, reduciendo de esta manera los niveles de estrés que produce este contexto tan cambiante.

- Fomentar la desconexión en el día a día. Otro de los factores que afecta seriamente a la salud mental y a la eficiencia y productividad de los empleados es la fatiga que produce tantas horas de trabajo. Por ello, aunque tras la llegada de las vacaciones la bandeja de entrada esté llena, es crucial recordar a los empleados que no es recomendable estar 4 o 5 horas seguidas delante del ordenador y que es necesario desconectar, descansar la vista de las pantallas, hablar con los compañeros o salir a dar un paseo para despejar la cabeza y renovar energías.

- Prevenir experiencias estresantes. Tras la vuelta de las vacaciones es posible que el empleado se sienta abrumado por la cantidad de trabajo que tiene que realizar y quiera hacerlo en el menor tiempo posible, generándose a sí mismo un desgaste mental y emocional, un agotamiento extremo y, por tanto, dar pie a una fuente inagotable de estrés y ansiedad. Para poder ayudar con este problema tan común, dar pautas a los empleados sobre cómo planificarse de manera correcta y establecer objetivos realistas y organizados, puede ser muy útil. Con esta medida, lo que se busca desde el departamento de recursos humanos es que el empleado se sienta realizado por ser capaz de cumplir con sus objetivos de manera sencilla, repercutiendo de manera positiva sobre la propia empresa.

- Promover una actitud positiva. Para conseguir plantillas con una actitud positiva es imprescindible facilitar la conciliación de la vida laboral y personal. Ofrecer actividades para los empleados, como yoga, fútbol, clases de inglés, rutas por la montaña u organizar comidas de equipo permite mantener un buen ambiente laboral y generar una mayor motivación para trabajar. Al mismo tiempo, disponer de tiempo para las tareas personales y para estar con los amigos o la familia favorece a su bienestar mental.

- Proporcionar transparencia sobre la situación de la empresa. Ofrecer un mapa claro de los resultados obtenidos, dar feedback y establecer nuevos objetivos ayuda a los empleados a reducir los niveles de estrés que puede ocasionar la incertidumbre que a veces rodea su vida laboral. A su vez, les ayuda a crearse una nueva rutina para conseguir estas metas, alimentando los niveles de atención y de concentración, así como la eficiencia, la salud mental, la motivación, la seguridad, la confianza y la autodeterminación.

- Impulsar hábitos saludables dentro de la empresa. El estrés hace desear alimentos con mucho azúcar, sal y grasa, sin embargo, consumir este tipo de alimentos puede hacer que el empleado se sienta alicaído, sin energía e, incluso, se pueda llegar a deprimir. Por ello, para evitar que esto suceda, se aconseja facilitar una buena alimentación dentro del marco laboral de la empresa ofreciendo alimentos como la fruta y el pan que promueven estados de ánimo positivos, incrementan el bienestar y aportan una dosis extra de felicidad. Contar en las oficinas con este tipo de alimentos ayuda a mejorar la productividad, la concentración y la eficiencia de los empleados, además de reducir la sensación de fatiga tras varias horas de trabajo.

- Prestar especial atención al bienestar psicológico tras las vacaciones. El periodo de adaptación no suele durar más de una semana o diez días, por lo que es muy importante estar atentos a todos aquellos signos que puedan alterar el bienestar de los empleados. Si tras ese tiempo transcurrido los empleados siguen teniendo síntomas quizás lo que está experimentando no es el síndrome postvacacional, si no, algo más grave. Para ello, se recomienda pedir ayuda profesional, y esta ayuda la pueden recibir desde el departamento de recursos humanos quien les podría recomendar ayuda médica o psicológica para ver cuál es el origen del problema y solucionarlo.