El futuro del sector energético pasa por una mejora de la atención a los clientes

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Proporcionar a los consumidores una mayor autonomía, tener con ellos una comunicación más fluida y ofrecer experiencias personalizadas son algunas de las claves que señala Liferay para aumentar las tasas de retención y la fidelidad de los clientes de nuevas generaciones.

Liferay ha propuesto tres iniciativas específicas para que los proveedores de energía logren mejorar la atención a los clientes de las generaciones más jóvenes: lograr una comunicación fluida entre cliente y proveedor, dotar al consumidor de mayor autonomía y apoyarse en tecnología en la nube.

Todo ello con idea de adoptar una estrategia dirigida a los millennials y la generación Z, que en los próximos años serán la mayor parte de sus clientes. La compañía se apoya en un informe publicado por IDC en 2022, según el cual para el año 2025 el 80% de las proveedoras de energía se verá obligado a desarrollar soluciones digitales, con estrategias específicamente dirigidas a ese segmento de la población.

La informe señalaba otros desafíos del sector en estos años, como la mejora de la eficiencia y la efectividad operativa, el cambiante entorno regulatorio, las nuevas dinámicas del mercado o la gestión del dato. Buena parte de ellos sirven como respaldo para el principal reto del sector, el modelo de atención a los clientes de las nuevas generaciones, que pasa por nuevas soluciones digitales que permitan su captación y fidelización.

Según Beatriz Escobar, directora de ventas y adjunta a la dirección de Liferay España, “estamos ante un consumidor cada vez más exigente, que demanda soluciones de autoservicio y trato personalizado, la carencia de estas capacidades por parte de las empresas implica frustración y rescisiones de contrato, siendo causas del elevado incremento en el cambio de proveedor de electricidad vivido en los últimos años”.

La compañía apuesta por soluciones en la nube como su plataforma de experiencias digitales. Según señala, proporcionan a los usuarios herramientas de autoservicio, una mayor flexibilidad, mejoras en la eficiencia de la gestión de las infraestructuras y la posibilidad de adaptarse a las cambiantes necesidades del mercado energético.