La digitalización se acelera, ¿estamos listos?

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Juan Rodriguez F5 Networks

Nuestras vidas han cambiado, es un hecho. Y ha sido de una manera tan rápida que hace tan solo un par de meses no habríamos podido imaginarlo. Precauciones, restricciones, prohibiciones de viajar, cancelaciones de eventos, sin mencionar todas las preocupaciones relacionadas con nuestra salud y con las de nuestros seres queridos, al igual que la forma en la que nos relacionamos, con el uso masivo de soluciones de videollamadas o herramientas de colaboración.

Tribuna de opinión de Juan Rodríguez, director general de F5 Networks en España y Portugal

La emergencia ha provocado el cierre de escuelas en prácticamente todos los países del mundo, dejando en casa a cerca de 1.600 millones de estudiantes, según los últimos datos de la UNESCO. Esta medida ha tenido un fuerte impacto en la vida de los padres, que han tenido que organizarse para cuidar de sus hijos mientras trabajan desde casa.

Para las empresas, la emergencia significó buscar fórmulas para adaptarse lo más rápidamente posible a la nueva realidad, fundamentalmente a través del trabajo remoto. En esta situación, cabría preguntarse si las empresas estaban listas para esta transformación tan acelerada y forzada.

Quizá ninguna de ellas podría asegurar que estaba completamente preparada para afrontar este reto. El ritmo de adopción de la digitalización era ciertamente diferente hace solo dos meses, y bastante variado según el tamaño y el tipo de organización. F5 publicó recientemente el informe El Estado de los Servicios de Aplicación (SOAS), que señala que ya en 2019 un 80% de las empresas estaban embarcadas en procesos de transformación digital en los que las aplicaciones ganaban cada vez más peso en la toma de decisión. Es más, el 66% de las empresas de EMEA afirmaban que el desarrollo de sus negocios dependía de las aplicaciones. Un dato relevante si tenemos en cuenta que el portfolio de aplicaciones puede ir desde unos cientos en una mediana empresa a más de 10.000 en una gran organización, como puede ser un banco.

Este creciente universo de las aplicaciones significa que una de las principales preocupaciones de las empresas a la hora de garantizar la productividad de sus empleados cuando trabajan en remoto es, precisamente, conseguir darles acceso a las aplicaciones en las que basan sus negocios. Para ello, contar con una visibilidad completa tanto sobre el personal como sobre las aplicaciones puede ser un buen punto de partida a la hora de iniciar una estrategia de teletrabajo.

A pesar de que una gran mayoría de los profesionales encuestados en esta investigación son conscientes de la importancia de las aplicaciones para el desarrollo del negocio, es curioso que solo un 32% les conceda una relevancia estratégica. Estoy seguro de que ante la nueva realidad que vivimos, este porcentaje va a crecer mucho y muy rápidamente, ya que estos profesionales serán más conscientes que nunca de la importancia que tiene aprovechar las oportunidades del mundo digital y de las tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial y el machine learning, claves en los procesos de automatización y para el incremento de la productividad.

Las consecuencias de la crisis del COVID-19 aún no están claras, pero sin duda van a tener un impacto en aspectos geopolíticos, sociales, económicos y, por supuesto, también en la aceleración de los procesos de transformación digital. Como resultado de esto último, traerán consigo un uso diferente y nuevos modelos de consumo de la tecnología.

Ante esta situación, los proveedores tecnológicos tenemos la responsabilidad de ayudar a las organizaciones a superar con éxito los desafíos que plantea la nueva realidad, protegiendo un activo tan valioso para el negocio como son las aplicaciones y proponiendo soluciones para mantener la productividad. Todos juntos, clientes, partners y proveedores, podemos convertir esta crisis en una oportunidad.

Juan Rodríguez, director general de F5 Networks en España y Portugal

 

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