El 85% de los directivos duda de que sus sistemas actuales puedan soportar la IA
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La adopción de la inteligencia artificial depende de la capacidad real de las infraestructuras tecnológicas para soportarla. La deuda heredada, la falta de talento y los retos de seguridad son barreras que deben superarse para que la IA se convierta en un motor sostenible de innovación y competitividad.
La inteligencia artificial se ha convertido en el motor de transformación empresarial más relevante de la década. Sin embargo, un nuevo estudio de Cognizant, titulado “AI’s two-year timeline: The path to meeting the legacy modernization mandate”, revela una profunda brecha entre el optimismo de los directivos y la capacidad real de sus sistemas informáticos para integrar esta tecnología.
El informe muestra que aunque el 78% de los ejecutivos y líderes tecnológicos encuestados confía en poder modernizar su infraestructura en los próximos dos años, el 85% admite que sus sistemas actuales no están preparados para soportar la IA.
Una deuda tecnológica crítica
La modernización de sistemas heredados es ya una prioridad estratégica, pero enfrenta obstáculos estructurales. El 63% de los directivos señala la complejidad de entornos obsoletos e interconectados; el 50% reconoce la escasez de talento capaz de liderar migraciones y reescritura de código; y el 48% menciona limitaciones presupuestarias en un contexto económico incierto. Estos factores explican por qué el 79% de las organizaciones no espera reducir significativamente su deuda tecnológica en los próximos cinco años.
“Las empresas quieren seguir el ritmo de la IA, pero siguen lastradas por una deuda tecnológica acumulada durante años. Esta brecha entre la ambición y la capacidad de ejecución se ha convertido en uno de los mayores riesgos estratégicos de los próximos dos años”, advierte Manuel Ávalos, director general de Cognizant para España, Portugal e Italia.
El estudio señala que los CIO prefieren un enfoque híbrido y cloud-first frente a un reemplazo completo de sistemas heredados. Las previsiones para 2030 muestran un cambio radical en la asignación presupuestaria, y que el gasto en mantenimiento de sistemas existentes se reducirá del 61% al 27%. En cambio, la inversión en modernización y migración a la nube crecerá del 26% al 43%. La proporción destinada a nuevas tecnologías, incluida la IA, casi se triplicará, pasando del 12% al 31%. Este enfoque progresivo permite minimizar riesgos de interrupción operativa y reinvertir eficiencias en innovación.
El auge de las plataformas agénticas, donde agentes autónomos de IA colaboran en la toma de decisiones, exige una infraestructura capaz de conectar arquitecturas heredadas y modernas. Solo el 17% de las empresas considera estar preparada para este desafío. No obstante, el 93% de los directivos cree que la IA puede ser un catalizador de la modernización, automatizando documentación, análisis y conversión de código heredado. Esto podría reducir costes y tiempos de migración en un 30%, acelerando el despliegue de soluciones inteligentes.
Seguridad y gobernanza como puntos ciegos
La carrera por integrar la IA deja en segundo plano aspectos críticos como la seguridad y el cumplimiento normativo. Casi la mitad de los ejecutivos reconoce que sus sistemas actuales no están preparados para nuevas amenazas amplificadas por modelos de IA. Entre las principales preocupaciones figuran las vulnerabilidades sin corregir en sistemas heredados, la falta de trazabilidad en los flujos de datos, y los riesgos de exposición de información sensible.
Cognizant hace un llamamiento a una modernización responsable, donde la seguridad, la gobernanza y la gestión del riesgo sean pilares fundamentales de la transformación digital.