Solucionemos la emergencia del teletrabajo y preparémonos para que se convierta en la norma

  • Opinión

Ivan Menéndez Nutanix

Trabajar desde casa no es tan inusual, un porcentaje de los trabajadores independientes y autónomos lo han estado haciendo durante años. Un número pequeño, pero creciente, de empresas ya es exclusivamente "virtual", operando completamente a través de Internet y sin ningún tipo de espacio físico. Pero, a medida que el rendimiento de la tecnología que utilizan estos trabajadores domésticos sigue mejorando, el potencial para que otros trabajen desde su hogar aumenta enormemente.

Tribuna de opinión de Iván Menéndez, country manager de Nutanix Iberia

Este año, esa tasa de avance tecnológico está llegando a un punto de inflexión. Ahora se está muy cerca de poder proporcionar incluso a las empresas más grandes la oportunidad de tener a un gran porcentaje de su personal trabajando desde casa o desde prácticamente cualquier lugar en el que se encuentren. Esto tiene ventajas reales para los empleados, ya que pueden trabajar en la localización que mejor se adapte a sus necesidades y en el momento en que sea mejor, tanto para ellos como para las necesidades de la empresa. También les ahorra tiempo en los desplazamientos, que pueden sumar hasta decenas de horas a la semana.

Además, ayuda al negocio, al mantener bajos los costes operativos y alta la flexibilidad. La tecnología disponible en la actualidad evita que las empresas tengan que invertir en complejos de oficinas más grandes, con toda la infraestructura de soporte asociada. También les permite ser más flexibles cuando se trata de satisfacer las cambiantes demandas del mercado. Se pueden crear nuevos equipos de trabajo de forma online en unos segundos, en lugar de tener que mover físicamente a las personas y sus recursos a un bloque de oficinas.

Sin embargo, en este cambio, sobre todo cuando las circunstancias han forzado soluciones de emergencia, hay un aspecto que puede resultar un inconveniente: la seguridad. Hacer que el personal trabaje en casa abre una amplia gama de puntos débiles de seguridad, muchos de los cuales, en el pasado, han llevado a muchas empresas a alejarse de la idea del personal que trabaja en remoto. Pero ahora hay soluciones disponibles que no solo defienden las operaciones de una empresa de los ciberataques, sino que también permiten que el personal trabaje sin restricciones de rendimiento o calidad, independientemente del ancho de banda de la conexión a Internet disponible.

La respuesta a estos problemas es el entorno de escritorio y aplicaciones virtualizadas. De hecho, lo ha sido durante muchos años, pero siempre se encontraba con el freno de la limitada gama de aplicaciones y servicios que pueden explotarlo de manera efectiva. En pocas palabras, los requisitos de rendimiento del "usuario avanzado" típico han superado durante mucho tiempo lo que está disponible en el servicio de escritorio virtual típico. Por ejemplo, los gráficos son una capacidad clave de casi todas las aplicaciones en estos días, incluso en teléfonos móviles. Pero los gráficos requieren una GPU (Unidad de procesamiento de gráficos), al igual que un número cada vez mayor de aplicaciones avanzadas, como la IA. Con un entorno de escritorio virtualizado, sería necesario usar una GPU virtualizada, algo costoso y complejo de implementar.

Sin embargo, esto está cambiando gracias a la disponibilidad de recursos informáticos hiperconvergentes de mayor rendimiento, junto con las nuevas tecnologías de software basadas en la idea del navegador como sistema operativo. Además, la reciente disponibilidad de la conectividad 5G está abriendo oportunidades completamente nuevas para hacer un buen uso de los elementos esenciales de la VDI (siglas en inglés de Infraestructura de Escritorio Virtual), al tiempo que se mantienen altos niveles de seguridad, al transmitir sólo imágenes de las aplicacciones sobre las que se está trabajando. Las aplicaciones permanecen seguras en el datacenter corporativo y el acceso a estas aplicaciones, basada en Cloud o directa al entorno corporativo, se produce con tecnologías que aseguran un rendimiento óptimo, una escalabilidad elevada y una sólida seguridad.

Tales niveles de rendimiento ahora se pueden combinar con la seguridad inherente que viene con los servicios de escritorio virtualizados. Todos los servicios de datos y cómputo se ejecutan en los servidores detrás del firewall de la compañía y nunca se cargan en ninguna máquina remota que un individuo pueda estar usando. Todo lo que se transmite es una secuencia de píxeles de la pantalla del usuario, trasladando el input de ese usuario en términos de nuevos datos o solicitudes de acción y los resultados y output de los servidores como una secuencia de píxeles eliminada de una pantalla virtual. Las secuencias de píxeles habitualmente se cifran para mayor seguridad.

El cuello de botella tradicional en este tipo de arquitecturas no estaba únicamente en la capa de virtualización de escritorios o aplicaciones o, incluso, la red. En muchas ocasiones el cuello de botella estaba en la infraestructura subyacente en el datacenter necesaria para poder desplegar todas estas capacidades. El volumen de almacenamiento y cómputo necesarios son muy elevados; recordemos que estamos replicando toda la capacidad de almacenamiento y cómputo de los portátiles, PCs de escritorio y demás dispositivos de trabajo de los usuarios finales en un entorno corporativo. Estos entornos, en el pasado, han tenido dificultades para poder crecer y decrecer elástica y linealmente según las necesidades iban variando. En el pasado, para responder a esas oscilaciones de la demanda, no había soluciones que permitieran hacerlo de forma ágil, sencilla y económicamente viable. Esto ya no es el caso a día de hoy, fundamentalmente como resultado de aplicar arquitecturas de tipo cloud privada a estos escenarios de uso.

A todas estas evoluciones se suma el uso del navegador como sistema operativo de trabajo del usuario final, un modelo comúnmente utilizado en los smartphones, y que abre la posibilidad de que los usuarios utilicen (casi) cualquier dispositivo que esté disponible para realizar el trabajo. La suma de la evolución de tecnologías y arquitecturas cloud, con infraestructuras elásticas, las mejoras en virtualización de escritorios y aplicaciones y la adopción de modelos de pago por uso está redondeando el caso de uso para muchas empresas.

Con la llegada de la alta capacidad, y la mayor flexibilidad que eventos recientes nos ha forzado a demostrar -y ha confirmado viable y hasta productiva-, no pasará mucho tiempo antes de que los empleados también puedan tener una absoluta libertad sobre dónde y cuándo trabajan. Tecnológicamente todos los elementos están disponibles.

Iván Menéndez, country manager de Nutanix Iberia