Redefiniendo el puesto de trabajo público: una visión para una España híbrida, segura e inteligente

  • Opinión
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La Administración Pública entra en una nueva era híbrida, donde la seguridad, la colaboración y la inteligencia artificial construyen un ecosistema de trabajo más eficiente y cercano.

Inma Cons Pombo, consultora jurídica, Kalaman ConsultingMelchor Sanz
CTO de HP Inc.

Anticipar el futuro tecnológico no es un ejercicio de adivinación, sino un acto de arquitectura estratégica Hoy, uno de los lienzos más fascinantes y de mayor impacto social es la Administración Pública española: Desde la gran administración del estado central hasta un pequeño ayuntamiento. La transformación que estamos presenciando va mucho más allá de la simple digitalización de trámites; estamos redefiniendo la esencia misma del puesto de trabajo del funcionario y, con ello, cómo el servicio al ciudadano se va a transformar.

La era post-pandemia no nos ha devuelto a una "normalidad" anterior, sino que nos ha catapultado hacia un nuevo paradigma: el modelo híbrido. Este modelo, que combina la presencialidad con el teletrabajo, ya no es una opción, sino una realidad consolidada y respaldada por una inversión gubernamental que supera los 1.500 millones de euros en modernización. Sin embargo, el éxito de este modelo no reside en la mera provisión de portátiles, conexiones VPN o software como de colaboración. El verdadero desafío, y la mayor oportunidad, es cultural y tecnológico: debemos pasar de una gestión basada en la presencia a una cultura de resultados; pero resultados apalancados en la confianza, flexibilidad y gestión. Es justamente ahí donde la tecnología es la gran aliada para proporcionar herramientas nuevas que permitan optimizar la forma de trabajar y especialmente en la administración pública, ayudar a que esta mejora sea percibida por la ciudadanía; o cómo se define: La Experiencia (del funcionario y del ciudadano).

¿Por qué es tan crucial esta experiencia? Porque un funcionario que lucha contra la tecnología no puede ofrecer el servicio ágil y eficaz que la ciudadanía demanda y merece. La fricción tecnológica interna se transfiere directamente al ciudadano. Por tanto, invertir en el puesto de trabajo del empleado público tiene como consecuencia, mejorar en la calidad percibida por la ciudadanía.

 

La fortaleza digital: Seguridad y cumplimiento desde el diseño

El primer pilar de este nuevo puesto de trabajo es, sin duda, la seguridad. El entorno híbrido ha disuelto el perímetro tradicional de la oficina, convirtiendo cada dispositivo en una potencial puerta de entrada para ciberataques, que han visto un alarmante incremento del 190% en el sector público.

La ciberseguridad ya no puede ser una capa de software añadida a posteriori. Debe ser una característica intrínseca, anclada en el propio hardware: desde su diseño y fabricación; necesitamos ordenadores que nazcan seguros, con resiliencia integrada desde el silicio, capaces de autorreparar su BIOS ante un ataque y de aislar amenazas en micro-máquinas virtuales para que nunca lleguen al sistema operativo. Soluciones como HP Wolf Security encarnan esta filosofía de "confianza cero" reforzada por hardware, proporcionando una defensa robusta que no solo cumple, sino que facilita la conformidad con la normativa. Para un responsable de TI en la Administración, contar con equipos cuya seguridad está certificada durante toda la cadena de suministro simplifica drásticamente la gestión del riesgo y garantiza la protección de los datos sensibles de millones de ciudadanos.

 

Un ecosistema inclusivo y colaborativo

El segundo pilar es la creación de un entorno de trabajo que sea a la vez inclusivo y altamente colaborativo. La digitalización no puede utilizarse cómo excusa para ampliar la brecha digital en España; la Administración tiene el deber de ser accesible para todos. Aquí, la impresora multifunción se revela como una herramienta estratégica de inclusión. Actúa como el puente indispensable entre el mundo físico y el digital, permitiendo que un ciudadano presente un documento en papel que se digitaliza e integra instantáneamente en un flujo de trabajo seguro, y que a su vez pueda recibir una respuesta física y tangible si la necesita; incluso para llevárselo a su casa y compartirlo con sus familiares, de la forma que ellos saben: el papel.

Al mismo tiempo, en el entorno híbrido, las herramientas de colaboración son el motor de la productividad. El mayor riesgo es la creación de una brecha de experiencia entre quienes están en la oficina y quienes trabajan en remoto. Un audio deficiente o un vídeo de mala calidad no son solo molestias; son barreras que impiden el compartir nuestras opiniones y crean funcionarios o ciudadanos que se autoexcluyen de los propios procesos. La solución pasa por equipar los espacios de trabajo, con herramientas de nivel profesional. El ecosistema de colaboración de Poly, certificado para plataformas estándar como Microsoft Teams, está diseñado precisamente para eliminar esa fricción; especialmente con nuevas tecnologías basadas en IA como el encuadre automático de la cámara o la cancelación inteligente de ruido de fondo, que garantizan que cada participante sea visto y oído con total claridad, creando una experiencia de reunión equitativa donde lo único que importa es el valor de la aportación, no la ubicación física del funcionario o del ciudadano.

 

La revolución proactiva: Anticiparse con inteligencia artificial

Finalmente, el pilar que cohesiona y optimiza todo el ecosistema es la gestión proactiva, ayudada por los algoritmos predictivos basados en IA. El modelo tradicional de soporte TI, basado en el ciclo "fallo-incidencia-resolución", es ineficiente y frustrante. La verdadera modernización, consiste en pasar de un modelo reactivo a uno predictivo.

Aquí es donde entran en juego las plataformas de Gestión de la Experiencia Digital (DEX). Herramientas como la HP Workforce Experience Platform utilizan la IA para analizar miles de millones de puntos de datos anónimos de toda la flota de dispositivos; prediciendo fallos de hardware, detectar cuellos de botella en el software y resolver problemas de forma previa; tanto que a menudo, incluso antes de que el propio empleado sea consciente de ellos. Esto no solo minimiza el tiempo de inactividad, sino que también optimiza el uso de los recursos públicos. Por ejemplo: En lugar de renovar equipos basándose en un calendario arbitrario, la Administración puede tomar decisiones basadas en datos reales de rendimiento/uso extendiendo la vida útil de los dispositivos que funcionan bien y reemplazando solo aquellos que lo necesitan.

 

Conclusión: Hacia una Administración centrada en las personas

El puesto de trabajo del futuro en la Administración Pública no es un lugar, sino un ecosistema tecnológico seguro, inclusivo e inteligente que acompaña al funcionario; de este modo le permite centrarse en su verdadera misión: servir al ciudadano.

Como tecnólogos, nuestra responsabilidad es proporcionar las herramientas para construir este futuro. Un futuro donde la seguridad no se negocia, la colaboración no tiene fronteras y la gestión es tan inteligente que se vuelve invisible. Al empoderar al empleado público con la mejor experiencia tecnológica posible, no solo estamos modernizando una institución; estamos fortaleciendo el vínculo de confianza entre el Estado y sus ciudadanos, construyendo una Administración más resiliente, eficiente y, en definitiva, más personal.