Biden continúa evaluando la política comercial de Estados Unidos con China

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La Administración Biden no ha establecido aún una política comercial con China a pesar de que Joe Biden llegó al Gobierno de Estados Unidos hace siete meses.

Estados Unidos continúa evaluando su política comercial con China. Así lo ha hecho saber Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos, quien, en unas declaraciones que recoge la CNBC asegura que “la Administración Biden-Harris y la Oficina del Representante Comercial de EEUU están llevando a cabo una revisión exhaustiva de la política comercial entre Estados Unidos y China”.

Tai ha reconocido la importancia de la relación comercial entre ambos países y ha mostrado el “compromiso” de Estados Unidos para “abordar las políticas comerciales injustas y las prácticas no comerciales de Chica que socavan a las empresas y trabajadores estadounidenses”.

El pasado mes de abril, la Administración Biden mostró su intención de mantener las restricciones a empresas tecnológicas chinas. En el anuncio realizado por el Gobierno de Estados Unidos en ese momento se afirmaba que estas empresas y grupos de investigación están “involucrados en la construcción de supercomputadoras utilizadas por los actores militares de China, sus desestabilizadores esfuerzos de modernización militar y/o programas de armas de destrucción masiva”. Esto supone que los proveedores de tecnología estadounidenses tienen prohibido comerciar con esas organizaciones, y esta lista negra también tiene mucho peso de cara a las empresas tecnológicas extranjeras más vinculadas a Estados Unidos. Por ejemplo, fabricantes de semiconductores de primer nivel como TSMC, que tienen importantes intereses que proteger en EEUU.

Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos se intensificaron bajo el mandato de Donald Trump. La disputa comenzó con aranceles sobre bienes por valor de miles de millones de dólares los cuales se han ido extendiendo en los tres últimos años a otros sectores como la tecnología y las finanzas.

Las quejas de las empresas estadounidenses (y de otras nacionalidades) fueron una de las causas del estallido de la guerra comercial. Éstas se centran en el acceso desigual al mercado chino, la falta de protección de propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología.

Por su parte, el Ministerio de Comercio de China aseguró la semana pasada que ambos países mantiene “una comunicación normal” con respecto al comercio.