Open Banking, sus ventajas y sus retos

  • Estrategias digitales

La banca abierta trae ventajas para entidades y usuarios como la personalización de productos y servicios, la detección de riesgos, el control del fraude, la transparencia y la reducción de costes. Sin embargo, también encuentra desafíos, sobre todo en los ámbitos de la seguridad y el análisis de datos. El Observatorio de Digitalización Financiera de Funcas (ODF) ha analizado los pros y los contras.

El Open Banking, que consiste en compartir información financiera de forma digital, segura y en las condiciones que los clientes aprueban, es una práctica que permite compartir y proporcionar datos y procesos de entidades financieras a terceros proveedores. Para los clientes, implica que, bajo su consentimiento, se puede permitir acceder a sus datos a otros proveedores el acceso, mientras que a las compañías del sector financiero, les obliga a abrirse a terceros y, consecuentemente, a colaborar en la cesión de datos y creación de nuevos productos o servicios.

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El informe Open Banking, publicado por Funcas y Finnovating en el marco del Observatorio de Digitalización Financiera de Funcas (ODF), analiza los pros y contras de esta práctica y los retos que implica para el sector. Los beneficios de esta práctica los resume Rodrigo García de la Cruz, CEO de Finnovating, al destacar que que “el ecosistema financiero tecnológico más innovador se sustenta en la colaboración, por eso el Open Banking es tan positivo. Entre sus ventajas para la banca, encontramos la mejora en la personalización, fidelización y conocimiento del cliente, la posibilidad de crear nuevos productos y servicios, la eficiencia de procesos, detección de riesgos y la prevención del fraude”.

El usuario, por su parte, puede contar con una mayor gama de productos y servicios y más personalizados, menores costes y mayor seguridad, transparencia y control.

Sin embargo, también entraña desafíos. Según este documento, la banca abierta impone considerables retos regulatorios y financieros, sobre todo, relativos al control y el uso de datos personales de los clientes. Las principales fuentes de incertidumbre son, en primer lugar, la seguridad. Uno de los principales retos será determinar a quién compete la custodia de la información y quién debe garantizar la protección de la misma. La apertura de los datos y procesos de los bancos mediante interfaces a un ecosistema de terceros puede llegar a comprometer la seguridad de usuarios y entidades.

En segundo lugar, el análisis de datos. Ser capaz de generar valor a través de la personalización y creación de nuevos productos mediante el análisis de los datos recabados de los clientes es otro de los principales desafíos para el sector. El gran volumen de datos generados mediante la banca abierta requiere de la capacidad de analizar dicha información y debe contrastarse que los proveedores que ofrecen esos servicios tienen la capacidad necesaria.

Por último, la desintermediación. Esta práctica crea una oportunidad para terceros de ofertar productos y servicios tradicionalmente limitados a la banca. “Esta desintermediación, al igual que supone un aumento de la competencia y reducción de costes, genera retos en cuanto al número de proveedores y su seguridad y solvencia”, señala el informe.