La digitalización marca el rumbo de la banca en 2026

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La transformación del sector avanza hacia modelos más automatizados, basados en datos y con infraestructuras cloud nativas, mientras los clientes exigen operaciones más simples y rápidas. La modernización tecnológica será clave para sostener la rentabilidad, garantizar la seguridad y mantener la continuidad operativa.

La banca afronta 2026 inmersa en una transformación profunda que avanza en dos direcciones simultáneas: más automatización y más simplicidad para el usuario. Mientras las sucursales continúan reduciéndose y los cajeros automáticos incorporan sistemas cada vez más inteligentes, los clientes demandan procesos ágiles, intuitivos y sin fricciones. El reto para las entidades es claro: digitalizar sin comprometer la rentabilidad ni la seguridad.

En este contexto, Auriga identifica los principales desafíos que marcarán la agenda tecnológica del sector, especialmente en el ámbito de los cajeros automáticos y la infraestructura transaccional.

 

La modernización tecnológica como eje del nuevo modelo bancario

La digitalización ya no es una opción, sino una condición imprescindible para competir. Auriga subraya que el verdadero desafío no es “modernizar por modernizar”, sino orquestar una migración controlada hacia arquitecturas cloud nativas, modelos basados en APIs y entornos componibles que permitan escalabilidad, resiliencia, integración con nuevos servicios y reducción de costes operativos.

Esta transición exige garantizar la alta disponibilidad, la integridad del dato durante procesos ETL/ELT y la compatibilidad temporal entre sistemas, evitando interrupciones que afecten a la experiencia del cliente.

El parque de cajeros automáticos, con décadas de antigüedad en muchos casos, debe funcionar con precisión milimétrica. Los clientes no toleran tiempos de espera superiores a 10 o 15 segundos, lo que obliga a las entidades a actualizar o sustituir sistemas sin detener la operativa. La automatización —desde la monitorización avanzada hasta la resolución predictiva de incidencias— será esencial para mantener la continuidad del servicio y reducir costes en un entorno donde el uso del efectivo disminuye, pero su infraestructura sigue siendo crítica.

 

IA y prevención de amenazas

La inteligencia artificial se ha convertido en una pieza estratégica, pero su despliegue masivo exige gobernanza sólida, calidad del dato, cumplimiento regulatorio, mitigación de sesgos y protección de información sensible.

La entrada en vigor del AI Act europeo obligará a las entidades a reforzar sus modelos de supervisión y a garantizar que la IA se utiliza de forma segura y transparente.

Por otra parte, el sector financiero es el más atacado del mundo, y la digitalización amplía la superficie de riesgo. Auriga destaca que los bancos deberán coordinarse con proveedores cloud y fintech para anticiparse a amenazas como ransomware, fraudes basados en IA y malware diseñado para nuevos modelos de ATM.

A ello se suma un marco regulatorio más estricto en pagos, identidad digital y supervisión tecnológica, que obligará a reforzar controles y gobernanza.

 

Talento digital, internacionalización y sostenibilidad

La banca necesitará incorporar y retener perfiles especializados en datos, IA, cloud y ciberseguridad. Además, deberá reentrenar a sus plantillas tradicionales y adaptar modelos híbridos de trabajo para sostener la transformación digital.

Además, La expansión internacional exige conocimiento local y capacidad de adaptación tecnológica, especialmente en mercados complejos como Latinoamérica o Asia.

Por otro lado, la sostenibilidad ya no se limita a informes: Europa exige métricas verificables, y la digitalización será clave para medir riesgos climáticos y financiar la transición energética sin aumentar la morosidad.