Tendencias tras el Covid-19: claves para adaptarse a la 'nueva normalidad'

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Las empresas que tendrán éxito a largo plazo no serán solo las que mejor gestionen esta crisis, sino las que se sabrán adaptar mejor a la nueva normalidad. Es una conclusión de Opinno, a raíz de un informe en el que ha identificado las tendencias que marcarán el futuro de la economía, las empresas y la sociedad. Según sus conclusiones, será una buena idea empezar a incorporar a las estrategias conceptos como reindustrializar, el valor de lo duradero, economía del reconocimiento, etc.

 

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Para aquellos que no la conozcan, Opinno es una consultora especializada en diseñar estrategias digitales para innovar, transformar la cultura corporativa e impulsar nuevas formas de trabajar a través de modelos colaborativos. Esta empresa ha dado a conocer los resultados del estudio “Restart: 10 Post Covid-19”, en el que ha identificado diez tendencias que marcarán el futuro de la economía, el entorno empresarial y la sociedad, y definir el camino para que las empresas se adapten cuanto antes de la nueva realidad.

La primera conclusión, como explica su director general, Tommaso Canonici, es que las empresas que tendrán éxito a largo plazo no serán solo las que mejor gestionen esta crisis, sino las que se sabrán adaptar mejor a la nueva normalidad.

Pero, ¿cuál será esa nueva realidad? Aunque el futuro siempre es una incógnita, estas tendencias del informe nos pueden ayudar a hacernos una idea:

- Hipocondría social: bienestar, salud e higiene, para nosotros y nuestros seres queridos. Nunca volveremos a ser los mismos. La gente se cuidará más a sí misma y también a los demás. La hipocondría se convertirá en una palanca para innovar en la industria de la salud, los cuidados y el bienestar. Veremos revoluciones como las personas cuantificadas, el diagnóstico asistido y los tratamientos personalizados. La medicina preventiva se afianzará: llevaremos más sensores para monitorizar nuestros parámetros vitales y evitar problemas de salud. Generaremos más datos, que evaluarán profesionales ayudados por sistemas de inteligencia artificial (IA) para personalizar los tratamientos. "Tenemos que repensar nuestras experiencias de clientes para darles seguridad. Visionamos un futuro donde casi todas las empresas se transformen en empresas de salud", señala el directivo.

- 'Low cost' con valores y ‘alargolescencia’ programada. La crisis del coronavirus nos ha demostrado que la economía, nacional e individual, es frágil. La gente ahorrará más, lo que favorecerá la aparición de nuevos métodos de ahorro y productos financieros enfocados al medio y largo plazo. Esto supondrá una gran oportunidad para la industria financiera y las fintech. Además de ahorrar, quizá la recesión nos obligue a ganar menos, lo que fomentará la vida low cost, pero sin perder los valores y la conciencia que los consumidores han alcanzado en los últimos años. Reducida la capacidad de gasto, la gente poseerá cada vez menos cosas, pero querrá que duren más y que sean más respetuosas con la sociedad y el medio ambiente. Será la era de la Alargolescencia Programada, un terreno especialmente fértil para la industria y el gran consumo. "Nos fijaremos muchísimo más en las etiquetas, de dónde vienen los productos, los valores que tiene la marca, lo comprometidas que son estas con la sociedad", asegura Canonici.

- Economía del reconocimiento: los nuevos héroes. Más allá del profesional sanitario, los héroes del nuevo mundo serán los transportistas, los trabajadores de supermercados, el personal de limpieza, los cuidadores de personas mayores y las distintas fuerzas de seguridad. Habíamos olvidado la importancia de estos trabajadores, y la crisis de la COVID-19 lo ha evidenciado. Deberemos poner en valor sus servicios, lo que será una oportunidad y un desafío para la industria de la alimentación, la logística y los bienes de primera necesidad.

- Servicio Básico Universal. La economía digital, dominada por los gigantes de los datos, reabrió el debate de la renta básica universal. Ahora, la pandemia de la COVID-19 podría impulsar el concepto de los servicios básicos universales, una idea que ya funciona desde la llegada de los servicios freemium. A medida que diferentes servicios se aproximen a coste marginal cero, empresas y gobiernos tendrán la oportunidad de crear versiones gratuitas para los más desfavorecidos. Además, estos servicios podrán convertirse en un gancho comercial para conseguir nuevos clientes.

- Digital por defecto. El teletrabajo masivo ha llegado a la fuerza y para quedarse. Las relaciones en remoto, tanto laborales como comerciales, serán más habituales y se convertirán en una palanca para atraer talento. Este cambio favorecerá la tendencia en auge de los nómadas digitales y de la España vaciada. En este contexto, los sectores de viajes y la industria de facilities management encontrarán una gran oportunidad para innovar. El consumo digital se disparará, las empresas y sus modelos operativos tendrán que adaptarse con automatización masiva y eliminación de la fricción de la tecnología, tanto en su componente física, mediante la robótica, como en su componente digital, mediante la IA. Este cambio vendrá reforzado por economía de costes, por necesidad de crear productos ultrapersonalizados, y por responder a contingencias que limiten la disponibilidad de personas.

- Patriotismo industrial: la reindustrialización de Europa y España. El desabastecimiento reforzará la importancia de la investigación, de la producción propia y de la redefinición de la cadena de suministro. En los próximos años, tanto ciudadanos como gobiernos serán más proteccionistas en sus hábitos de consumo o tendrán que redefinir su cadena de suministro. Esto generará una gran oportunidad para impulsar la industria española, para 'volver a los basics' y reivindicar el 'made in Spain'. La globalización se verá obligada a redefinirse por razones medioambientales, sociales y estratégicas.

- La economía de la sostenibilidad. Tras la pandemia, gobiernos, empresas y ciudadanos recuperarán la lucha contra el cambio climático. Sabemos que se avecina una recesión económica, pero las empresas que no sean sostenibles pueden perderlo todo. La sostenibilidad se convertirá en el nuevo gran pilar de los valores corporativos y personales. Y lo hará desde todos sus ángulos, porque, para que algo sea sostenible, debe serlo a nivel económico, humano y medioambiental.

- Business Future Thinking: estrategia empresarial más futurista, colaborativa y abierta. A partir de ahora, la gestión empresarial manejará escenarios más o menos apocalípticos con planes de contingencia. Rodearse de visionarios, tecnólogos y futurólogos será cada vez más importante y las predicciones se harán a cada vez más corto plazo. Además, las empresas serán más colaborativas.

- Capitalismo en la 'slow society'. La ralentización que estamos viviendo nos obligará a redefinir los KPI por los que medimos a las empresas. Puede que veamos cosas nuevas, valoraciones con PER (relación precio-beneficio) acordes con la previsión de beneficios de sus siguientes cinco años, que para algunos sectores serán sensiblemente inferiores. Una vez más, los ESG (environmental, social and corporate governance) serán un componente fundamental de la valoración de las empresas.

- Desconfianza masiva: fe en el liderazgo intelectual y transparente. El mundo actual, falto de liderazgo intelectual, cultural y ético, necesitará nuevos referentes. La credibilidad de las fuentes de información se volverá estratégica, igual que la transparencia y el conocimiento profundo, elementos que deberán convertirse en los nuevos valores y pilares de cualquier marca que quiera sobrevivir. Gobiernos, empresas, medios de comunicación ya no podrán basarse en estrategias frívolas y populistas. Mentir dejará de ser una opción.