La RSE se convierte en acción real, según Advice Strategic Consultants
- Actualidad

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) vive en España un punto de inflexión. Lo que durante dos décadas fue percibido, en muchos casos, como un ejercicio de comunicación corporativa, se enfrenta ahora a una exigencia mucho mayor: responder a problemas reales de la ciudadanía. Así lo constata el Estudio Advice de Éxito Empresarial y Responsabilidad Social 2025, elaborado por Advice Strategic Consultants, que detecta un cambio sistémico en la manera de entender la sostenibilidad y los compromisos sociales de las empresas.
“En 2025 ya no basta con patrocinar proyectos o lanzar campañas verdes”, ha comentado Jorge Díaz-Cardiel, socio director de Advice Strategic Consultants. “La sociedad exige autenticidad y resultados tangibles: menos discursos y más soluciones”.
La presión de la sociedad: vivienda, empleo y sanidad antes que el clima
Los datos son elocuentes. Según el último barómetro del CIS, las preocupaciones prioritarias de los españoles son el acceso a la vivienda, el paro, los precios y la inflación, la inmigración y la calidad del empleo. El cambio climático, que durante años copó titulares y planes estratégicos, aparece en el puesto vigésimo, citado solo por un 3,8% de los encuestados.
Este contraste obliga a replantear las prioridades de la RSE. La población, pero también pymes, autónomos y líderes de opinión, reclaman que las grandes compañías pongan su capacidad financiera y organizativa al servicio de necesidades inmediatas: empleo estable, apoyo a la juventud, educación y servicios básicos en territorios como la llamada “España vaciada”.
En palabras de Jorge Díaz-Cardiel, “la RSE que vive de espaldas a las preocupaciones reales de la gente está condenada al descrédito social”.
El fin del “greenwashing”
Si en 2006 la sociedad pedía que la RSE no fuese mera publicidad, hoy exige pruebas verificables. Los casos de “greenwashing” que salpicaron a grandes multinacionales en la última década —desde Volkswagen a H&M o Shell— han aumentado la desconfianza. En España, varias compañías incluso han terminado en tribunales por acusaciones de “ecopostureo”.
El año 2025, con incendios devastadores y episodios extremos como la DANA, ha reforzado esta sensibilidad. La ciudadanía tolera cada vez menos la retórica vacía: quiere menos campañas y más actividad verde real.
A ello se suma el papel disruptivo de la Inteligencia Artificial. Su capacidad para transformar el empleo, la educación y hasta el consumo energético hace que la sociedad exija a las empresas un compromiso en dos frentes: formación digital para no dejar a nadie atrás y un uso responsable de la energía en un contexto de centros de datos cada vez más voraces.
El pragmatismo desplaza a la ideología
El informe de Advice Strategic Consultants también señala un fenómeno global: la corrección del rumbo en ESG, especialmente en Estados Unidos. Grandes fondos como BlackRock o Vanguard han reducido su apoyo a inversiones estrictamente verdes, y muchas multinacionales han recortado programas vinculados a la diversidad e inclusión (DEI) al percibirlos como alejados de las expectativas de consumidores y accionistas.
No se trata de un abandono de la sostenibilidad, sino de un retorno al pragmatismo: alinear ESG con negocio, responder a demandas sociales concretas y evitar la confusión con agendas políticas que generan rechazo.
Las empresas que marcan el paso
En este nuevo marco, las compañías españolas más reconocidas por su RSE son Fundación La Caixa, El Corte Inglés, CaixaBank, Telefónica e Inditex, seguidas por Santander, Mercadona, Cellnex, Iberdrola y Meliá. Todas ellas han lanzado planes recientes que buscan conjugar sostenibilidad con impacto económico y social: desde la financiación verde récord de CaixaBank, hasta la circularidad en la moda de Inditex, el despliegue digital inclusivo de Telefónica o el papel de Cellnex en emergencias como los incendios forestales.
Pero más allá de los rankings, lo relevante es que todas han entendido que la RSE de 2025 ya no se mide en intenciones, sino en resultados.
El estudio concluye que nueve de cada diez líderes de opinión en España creen que los compromisos de sostenibilidad se mantendrán, pero con un nuevo foco:
- Atender demandas sociales inmediatas.
- Resolver problemas tangibles.
- Causar un impacto positivo y verificable.
- Alinear sostenibilidad con la estrategia empresarial.
- Incorporar la digitalización y la IA como ejes de transformación.
La RSE entra así en una etapa de madurez en la que la reputación no se gana con campañas, sino con hechos. “Es la sociedad la que está marcando la agenda, no las empresas”, resume Jorge Díaz-Cardiel.