El veto a Huawei lleva a China a impulsar su propia industria de semiconductores

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El veto a Huawei, y a otras compañías chinas, ha hecho que la segunda economía más importante del mundo haya decidido impulsar su propia industria de semiconductores. Esto podría suponer un problema para las compañías de Estados Unidos.

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La guerra comercial y la situación que están viviendo empresas como Huawei han hecho que China haya decidido impulsar su propia industria de procesadores. Aunque los expertos aseguran que el país asiático todavía está lejos de Estados Unidos en lo que a la industria de semiconductores se refiere (se habla de que podría tardar una década en ponerse al mismo nivel), reconocen que esta decisión podría perjudicar los resultados de los principales jugadores estadounidenses de este sector, los cuales dependen en gran medida de China.

El veto que ha impuesto la Administración Trump a Huawei ha sido clave a la hora de que China haya decidido impulsar su propia industria de procesadores. Y es que Huawei no es la única compañía china que se ve afectada. Titan HikVision, compañía de vigilancia, también está sufriendo las consecuencias del veto, mientras que ZTE, competencia de Huawei, se enfrentó a una situación similar el año pasado, lo que supuso un grave perjuicio para la compañía.

Que China estaba trabajando para ser una potencia en el mercado de semiconductores no es un secreto. El país lleva trabajando en este sentido un par de años, aunque los expertos afirman que, tras los recientes sucesos, ha convertido en prioritario su desarrollo.

“El incidente de Huawei ha impulsado el desarrollo de la industria china de procesadores” ha explicado a la CNBC Gu Wenjun, analista de la firma de investigación ICWise.

En su plan Made in China 2025, Pekín ha establecido que el 40% de los semiconductores que utiliza sean producidos en el país en 2020, porcentaje que aumentará al 70% en 2025. Además, el mes pasado, el Gobierno chino anunció beneficios fiscales para empresas de semiconductores y desarrolladores de software del país. En la actualidad, y según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales sólo el 16% de los semiconductores utilizados en China se producen en el país, y sólo la mitad de ellos son fabricados por empresas chinas, con lo que todavía depende de tecnología extranjera, en gran parte estadounidense.

Huawei, Xiaomi o Alibaba son solo tres empresas que o bien ya disponen de sus propios chips, o bien están trabajando en sus propios componentes.

Esta estrategia podría perjudicar a las empresas estadounidenses. Según Gu Wenjun, además de la apuesta por el desarrollo de su propia tecnología, China también podría establecer vínculos más estrechos con otros países como Japón y Corea del Sur, con lo que Estados Unidos podría jugar un papel pequeño. “Si Estados Unidos bloquea a la industria china durante mucho tiempo, creará un ecosistema paralelo que supondrá una desventaja a largo plazo para la industria de semiconductores estadounidense”.