La alta dirección cambia su percepción de los riesgos y las amenazas ante la situación económica

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Hace un año, los CEO de todo el mundo identifican la ciberseguridad y la salud entre sus máximas preocupaciones, mientras que ahora los tres grandes riesgos que perciben a corto plazo son la inflación, la volatilidad económica y los conflictos geopolíticos.

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Las conclusiones que se extraen de la opinión de 4.410 máximos ejecutivos de empresas 105 países que han participado en la última Encuesta Mundial de CEOs, que firma PwC, son que el 73% de los máximos ejecutivos prevén una desaceleración de la economía mundial en los próximos doce meses, un porcentaje que en el caso de los españoles llega al 76%. Por tanto, se impone el pesimismo sobre el comportamiento de la economía mundial en 2023, lo que lógicamente impacta en su estrategia empresarial, en la que primarán el recorte de los costes operativos y las inversiones que mejoren la productividad. 

En este contexto también cambian los riesgos y las amenazas. Si hace un año, la ciberseguridad y la salud se situaban entres las máximas preocupaciones de los CEO para la actividad de sus empresas, en la actualidad, el panorama ha cambiado sensiblemente. La inflación, la volatilidad económica y los conflictos geopolíticos son, por este orden, las tres grandes amenazas para las compañías en el corto plazo.

Cómo no podía ser de otra manera, la guerra en Ucrania ha incrementado la preocupación de los directivos por los conflictos geopolíticos en todo el mundo, lo que les está llevando a retocar algunos aspectos de los modelos operativos de sus empresas. En este sentido, en los próximos doce meses los ejecutivos encuestados tienen previsto incrementar sus inversiones en ciberseguridad (48%), ajustar sus cadenas de suministro (46%), y repensarse su presencia en algunos mercados o la entrada en otros nuevos (46%). 

Reducción de costes, pero no de empleo
Para responder al difícil contexto económico, los primeros ejecutivos tienen previsto ajustar los costes y ampliar sus fuentes de ingresos. Concretamente, el 52% espera reducir sus costes operativos, el 51% tiene previsto subir los precios de sus productos y el 48% diversificar sus productos y servicios. Sin embargo, la mayoría no contempla tocar el empleo ni la remuneración de sus empleados. De hecho, la falta de talento con las capacidades que necesitan las compañías seguirá siendo una constante en 2023.

Por primera vez, y a la vista de cómo se han acelerado las tendencias disruptivas en el mundo de los negocios, la encuesta pregunta a los directivos sobre cuál considera que será la vida media de sus compañías y la respuesta es significativa: el 40% cree que sus empresas dejarán de ser viables en menos de diez años si sigue por el mismo camino. Esta repuesta es consistente entre los máximos directivos de distintos sectores, como los de telecomunicaciones (46%), industria (43%), salud (42%) y tecnología (41%).

Sobre cuáles son los desafíos que pueden afectar a la rentabilidad de sus compañías en la próxima década, el 56% asegura que el cambio en los hábitos de comportamiento de los consumidores, el 53% la nueva regulación, el 52% que la falta de talento y el 49% que la disrupción tecnológica. En el caso de los CEO españoles, los desafíos son similares, aunque destaca que más del 70% sitúan a la regulación como gran desafío para la rentabilidad de sus compañías. 

Tal es la necesidad de transformarse de las compañías que los máximos directivos de todo el mundo creen que deberían dedicarle más tiempo a pensar en la estrategia de futuro de sus empresas (el 57% por el 47% actual), y menos a gestionar la operativa del día a día (el 43% de su tiempo por el 53% que dedican en la actualidad). 

Finalmente, los altos ejecutivos han situado al cambio climático entre los cinco riesgos más relevantes en los próximos doce meses. Sin embargo, esta cuestión está afectando a sus costes (50%), a sus cadenas de suministro (42%) y a sus activos físicos (24%). De hecho, los máximos ejecutivos son conscientes de los efectos que el cambio climático puede tener en sus negocios y en la sociedad en el largo plazo y el 65% ya ha puesto en marcha, o está en proceso de hacerlo, iniciativas para reducir las emisiones de carbono de sus compañías y el 61% está innovando en productos y procesos más ecológicos.