Los resultados de BigTech en el tercer trimestre dirán si hay burbuja de Inteligencia Artificial

  • Opinión
Euro cloud

Aún no han presentado las grandes empresas BigTech sus resultados del tercer trimestre de 2025 y son noticia extraordinaria: una de ellas, NVIDIA, alcanza los 5 billones de dólares de capitalización bursátil. Pocos días antes, Apple se sumaba a Microsoft, y ambas valen en bolsa 4 billones. Alphabet (Google, YouTube) ha llegado a los tres billones. Amazon vale 2,4 billones y Meta se acerca al billón.

Por Jorge Díaz Cardiel, socio director general de Advice Strategic Consultants.

 

Son cifras que dan vértigo: subidas de valoración de empresas en muy corto espacio de tiempo han sido antesala de fuertes caídas en bolsa, que han creado fuertes recesiones como en 1929, 1973, 1987, 2000 y 2008. La causa del “estallido de las burbujas” -tema de conversación de analistas, inversores, economistas y periodistas-, en cada caso citado, es distinto: en 1929, la quiebra de un millar de bancos regionales en Estados Unidos fue el detonante. En 1987, el tristemente famoso “lunes negro”, que dio al traste con las bolsas, fue el punto y final de cinco años ininterrumpidos de fuertes subidas sin correcciones, animadas por un nuevo mercado electrónico de negociación, que estimulaba la inversión en bolsa, como si se tratara de las apuestas en un casino. El fuerte déficit comercial y subida de tipos de interés provocaron una tormenta perfecta.

En el año 2000 el componente tecnológico fue esencial. La “exuberancia irracional” de que hablaba el presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, solo podía tener un final racional: todo lo que sube, baja. Es verdad que, entre 1993 y 2000, Internet y la Computación generaron riqueza, empleo de calidad y aumentos de productividad empresarial y laboral nunca vistos. A toro pasado, se aprecia que el mercado se dividió entre miles de firmas “punto.com” (hoy, startups), que generaron expectativas millonarias, atrayendo inversiones impresionantes sin que hubiera un modelo de negocio rentable que lo sustentara. Fue la leyenda del “emperador desnudo”, que quedó en evidencia, cuando se supo que aquellas empresas solo vendían humo. Adicionalmente, había un sector tecnológico fuerte y sólido que, en su mayor parte, sobrevivió al estallido de la burbuja: HP, Intel, Microsoft, IBM, Cisco, Nokia, SAP, Oracle y muchas más.

La aparición de la movilidad, sumada a la computación e Internet, supuso la antesala de la Cuarta Revolución Industrial que vivimos hoy. Apple, Samsung, Microsoft, Google, Facebook, Amazon, Salesforce, Oracle, AMD y muchas otras empezaron a configurar una nueva era tecnológica, la de la Digitalización, con nuevas tecnologías, hoy ubicuas: Cloud, Big Data, Conectividad, Ciberseguridad, Internet de las Cosas y aparición de nuevos productos -como el smartphone, que dio al traste con el liderazgo de Nokia en teléfonos móviles y el de Blackberry- disruptores que, como el iPhone, el iPad… de Apple, abrieron nuevos mercados… de manera rentable. Las redes sociales, iniciadas en 2004 por Facebook, en pocos años, habían conectado a billones de personas en todo el planeta… pero con un modelo de negocio rentable que ganaba dinero gracias a la publicidad online. Otro tanto hizo Google, con su buscador y con YouTube. Ya nadie se acordaba de Napster y de AOL (America On Line)…

Son meros ejemplos, de muchos cientos que podríamos poner. Nuestro énfasis consiste en decir que, desde 2004, las empresas tecnológicas tuvieron muy claro que no debía repetirse el malévolo y malintencionado error de algunos, de vender solamente humo. El nuevo siglo vino acompañado de modelos de negocio con ventas y beneficios. Que las compañías tecnológicas digitales, hoy, tengan esos modelos es el argumento más fuerte a favor de la línea de pensamiento que sostiene que no hay una burbuja de Inteligencia Artificial.

Las similitudes aparentes, externas entre las “punto.com” de 1995-2000 y las BigTech que invierten cantidades ingentes de dinero en infraestructura de inteligencia artificial asustan a muchos, que piensan puede repetirse otro “estallido de humo”. Con la aparición de Chat GPT de Open AI a finales de 2022, comenzó una carrera de inversiones billonarias en el desarrollo de los LLM (Large Language Models); la inferencia; la computación con potencia nunca vista; supercomputación y computación cuántica. Servidores, chips/procesadores y centros de datos. En 2025, los inversores institucionales (Blackrock, Blackstone, Vanguard, los grandes bancos, el capital riesgo…) han canalizado 650.000 millones de dólares a través de las empresas tecnológicas, para desarrollar infraestructuras de inteligencia artificial. Jensen Huang, CEO de NVIDIA, sostiene que, en 2030, la inversión será de 3 billones de dólares.

En paralelo, también se hacen inversiones billonarias en centrales nucleares para proveer de la energía necesaria a la inteligencia artificial. Los recién inaugurados centros de datos de Amazon, Meta, Microsoft, Google y Oracle así lo requieren.

Preocupa a los inversores lo que The Wall Street Journal denominó la “inversión circular”, equivalente a la expresión: “el pez que se come la cola”. El entramado de alianzas entre los jugadores de BigTech, las empresas de computación, chips y procesadores y las startups de IA, da a entender que el mismo dinero pasa por distintas manos, en este período inicial de inversión. Open AI, que el 29 de octubre dio el paso para convertirse en empresa que puede ganar dinero, recibe 100.000 millones de dólares de Nvidia para desarrollar los LLM. A su vez, Open AI acude a AMD -competidor de Nvidia- para que le provea capacidad de computación. Open AI, en el contexto del proyecto Stargate auspiciado por la administración Trump ,invierte en Oracle 300.000 millones de dólares para desarrollar data centers. Pero también están Nvidia y Microsoft, esta última dueña del 27% de la nueva empresa Open AI. A su vez, Nvidia ha invertido 10.000 millones de dólares en Intel, apuntalando el rescate de la compañía de procesadores iniciado por Trump. Google también invertido en Open AI. El número de acuerdos de tal naturaleza es mucho más elevado que el que aquí y hasta ahora hemos someramente descrito. Este entramado complejo preocupa, porque parece un castillo de naipes…

Open AI parece ser la sal de todos los platos. Y esto inquieta a los inversores institucionales: ¿qué sucedería si Open AI no cumple las expectativas? ¿Estallará la burbuja de la inteligencia artificial, si es que la burbuja existe? Además, no es solamente Open AI: Cohere, Anthropic, Perplexity y muchas más startups, están siguiendo el mismo modelo. Lo que, de haber pinchazo, magnificaría enormemente la onda expansiva del estallido.

Como en ocasiones previas, la crisis bursátil derivaría en recesión económica fuerte. Porque afectaría al sector más importante de la economía norteamericana, el tecnológico digital. Como en 2008, la crisis tuvo su origen en todo el sistema financiero norteamericano, que, durante años, jugó a la ruleta con las hipotecas subprime, como si la compraventa de casas nunca fuera a tener final: pero lo tuvo y no fue un final feliz. Obama tuvo que rescatar el sistema financiero de EEUU para evitar que la recesión derivara en depresión, como en 1929.

El principal escudo de la economía, los mercados de valores, los inversores y las propias empresas tecnológicas es que éstas tienen negocios muy grandes en ventas y muy rentables en beneficios. Cada vez que se acerca la presentación de resultados trimestrales, el pánico por la burbuja se extiende. Tras la presentación de resultados, el mercado se tranquiliza, porque hay fundamentos sólidos en que apoyarse. Entre el 29 y el 31 de octubre BigTech presenta resultados. Nvidia lo hará en noviembre.

La fortaleza (o no) de los resultados de BigTech será la prueba del algodón de si, por ahora, en el último trimestre de 2025 estamos frente a una burbuja a punto de explotar o, simplemente, frente al nerviosismo de los mayores inversores del mundo, que quieren ver un pronto retorno de la inversión billonaria que han hecho en Inteligencia Artificial, a través de las Siete Magníficas y miles de empresas tecnológicas que configuran los ecosistemas tecnológicos.

Para otro día dejamos el análisis del impacto de bajada de tipos de interés hecho por la Reserva Federal el 29 de octubre y la preocupación de cientos de millones de personas en Occidente: los impresionantes despidos de docenas de empresas que sus presidentes atribuyen a la Inteligencia Artificial y la Automatización: Amazon, Microsoft, Google, Target, UPS, Nestlé…