La adaptación de las empresas al trabajo distribuido está en marcha, pero con obstáculos que salvar

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Un estudio de VMware asegura que la transición a entornos de trabajo híbridos está en marcha y se afianzará en el futuro pero, aunque ha demostrado que el modelo es beneficioso para empresa y empleados, la cultura empresarial y la forma de pensar de los directivos tienen que evolucionar.

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Un estudio de Vanson Bourne para VMware, que ha contado con la opinión de 2.850 personas de doce países de Europa, Oriente Medio y África, entre ellos España, apunta que el 59% de los encuestados cree que las empresas han percibido los beneficios del trabajo remoto y que es complicado deshacer ese camino.

La lectura que hace esta investigación es que la creación de una fuerza laboral distribuida no está exenta de desafíos, que van desde la incorporación de empleados de manera remota, la seguridad, la protección de los empleados, etc., y esto sin duda ha potenciado la proliferación de tecnologías y plataformas digitales. Mientras intentan continuar con sus operaciones, las organizaciones trasladan más aplicaciones a la nube, lo que en muchas ocasiones genera nuevos silos de información. A medida que las fuerzas laborales se encogen y expanden, y algunos empleados prefieren quedarse en casa, el conjunto de dispositivos de las organizaciones que admiten la modalidad de trabajo remoto es cada vez más heterogéneo, con la adopción de estrategias del tipo “trae tu propio dispositivo” (BYOD por sus siglas en inglés). En consecuencia, cada dispositivo nuevo conectado a la red empresarial representa un posible blanco de ataque para los hackers. Todos estos factores alteran el perímetro de seguridad de las empresas, lo que hace imprescindible contar con modelos de seguridad de confianza cero.

Para todo ello, ni que decir tiene que para adaptarse a la nueva situación, hace falta tecnología y la propia VMware ha anunciado su propuesta de valor en este campo. 

Ahora bien, el trabajo distribuido conlleva cambios en la empresa, y el estudio trata de analizarlos. Los encuestados, por ejemplo, expresan su preocupación sobre los directivos, que, en su opinión, no hacen todos los esfuerzos posibles para adaptarse a la nueva situación y ofrecer a sus empleados más capacidad de elección y una mayor flexibilidad.

Tras chequear también las inquietudes de los directivos, estos afirman estar preocupados por si disminuye la dedicación de su equipo cuando trabaja en remoto y, eso tiene repercusiones, ya que el 39% de los sondeados cree, además, que la cultura de la directiva no estimula el teletrabajo, y casi el 65% siente una mayor presión para seguir conectado más allá del horario laboral habitual. Estos factores apuntan a “la necesidad de reorganizar las ideas y las prácticas de la gestión tradicional con un enfoque que empiece desde arriba y se extienda hacia abajo en las organizaciones”, concluye el documento.

En cualquier caso, los beneficios para empresas y empleados en cuanto a la flexibilidad en el trabajo son claros. Por ejemplo, la posibilidad de capitalizar una mayor diversidad de talento y de competencias profesionales disponibles en distintas partes del mundo. El 69% de los empleados entrevistados piensan que, desde que comenzaron a trabajar de manera remota, las relaciones personales con sus colegas han mejorado, el 67% se siente más confiado para hablar en reuniones por videoconferencia y el 63% asegura que su nivel de estrés ha disminuido. El estado de ánimo ha mejorado (28%) y la productividad de los empleados ha aumentado (30%).

Además, un 59% admite que es más fácil atraer talento de primer nivel, en especial en el caso de los padres y madres que trabajan (82%) y de los candidatos pertenecientes a minorías (67%). En lo referente a la generación de nuevas ideas, el 69% está de acuerdo en que ahora la innovación llega desde más lugares dentro de la empresa que antes.