Así evolucionará la infraestructura de red ante la llegada del metaverso

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Las infraestructuras actuales no serán capaces de soportar las aplicaciones que van a surgir en los próximos diez años. Ahora mismo se está configurando la Internet del futuro, en la que el metaverso será una pieza clave, y eso entraña una serie de cambios para la infraestructura sobre la que se desarrolla, y también desafíos.

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Las aplicaciones digitales actuales ofrecen una experiencia de usuario aceptable con una latencia no superior a un parpadeo (100 milisegundos), pero no se trata del escenario ideal en el futuro, según los expertos de DE-CIX, para quienes el mundo digital del futuro ofrece una cantidad infinita de oportunidades para hacer negocios, entretenerse o estar conectado. La llegada del metaverso, una simulación llevada a cabo por la inteligencia artificial, la realidad virtual y la realidad aumentada, hará "imprescindible" que los datos naveguen de forma fluida, eficiente y ultrarrápida.

El operador operador mundial de puntos de intercambio de Internet ha identificado los principales desafíos a los que se enfrentan las infraestructuras para hacer frente a las nuevas aplicaciones digitales del futuro.

Más rápido que un parpadeo
Por la naturaleza de la percepción humana, Internet será más sensible a la latencia. El cerebro tarda tan sólo 20 milisegundos en percibir la información táctil, 13 milisegundos en procesar las señales visuales y menos de un milisegundo en percibir los retrasos auditivos. Por lo tanto, para crear un entorno inmersivo creíble y auténtico será necesario replicar la más rápida de estas velocidades, y así que las reacciones e interacciones se sientan como naturales. Una vez logrado este avance tecnológico, serán posibles numerosas aplicaciones, algo que conllevará un aumento masivo de las expectativas de los usuarios que exigirán una calidad de la experiencia, que no se puede conseguir con la infraestructura del pasado.

Cooperación y convergencia
Para conseguir esa velocidad es necesario construir infraestructuras interconectadas y distribuidas globalmente, ofreciendo al mismo tiempo una gama cada vez mayor de servicios de interconexión especializados y personalizados para satisfacer las demandas de las empresas y organizaciones. Sin embargo, ningún operador de infraestructura digital puede ofrecer esto por sí mismo. Por lo que poco a poco está entrando en la era de la comunidad de infraestructuras y de las alianzas, dejando atrás la mentalidad de silo de los operadores tradicionales de infraestructuras.

Sin centros de datos distribuidos geográficamente, los contenidos y las aplicaciones no tendrían un espacio cerca del usuario final. Por lo tanto, seguirá siendo necesario construir más centros de datos de todas las formas y tamaños; centralizados y descentralizados, grandes hiperescaladores, centros de datos de colocación, soluciones de contenedores, etc. cada uno con su propia relevancia y con una amplia variedad de casos de uso. Estos centros de datos, repartidos por todo el territorio pueden utilizarse para albergar todos los datos necesarios para ofrecer experiencias inmersivas con bajas latencias. Pero también pueden hacer algo más: albergar la infraestructura de interconexión y conectar a sus clientes en el tejido de la infraestructura digital que se va a desarrollar.

La interconexión y los ecosistemas digitales neutrales
Para conseguir el modelo para una correcta organización de los flujos de datos que demandará el Internet del futuro, es necesaria una mayor densidad y diversidad de redes a las que se puedan acceder localmente a través de puntos de acceso en centros de datos distribuidos geográficamente. Asimismo, una mayor cobertura geográfica de la infraestructura de interconexión a través de un ecosistema neutral y distribuido de operadores y centros de datos, y una variedad de servicios de interconexión escalables y personalizables para apoyar todas las áreas de la transformación digital en todos los sectores. Todo esto sólo puede lograrse a través del poder de los ecosistemas digitales como los que se desarrollan en torno a los centros de datos y las bolsas de Internet. La interconexión es realmente el conducto que permite a los proveedores de infraestructuras digitales aprovechar la oportunidad de la próxima frontera digital: la Internet inmersiva de nueva generación.