Cinco riesgos del sector energético en su transición a un modelo más digital

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El informe Power & Utilities Risk Pulse Survey de EY recoge las opiniones de los principales ejecutivos del sector energético de todo el mundo sobre los riesgos más importantes que identifican en la transición hacia el modelo energético más limpio, descentralizado y digital.

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El principal riesgo que señalan la mayoría de encuestados, un 80%, es la interrupción de las operaciones por ciberataques o desastres naturales. La temporada de huracanes que se produjo en 2017 en la zona del Océano Atlántico es el ejemplo más reciente de cómo los desastres naturales pueden afectar a las operaciones de una compañía. Además, el crecimiento de las tecnologías digitales y de los servicios de datos está ampliando el campo de acción para los ciberdelincuentes en todo el entorno de las compañías del sector energético.

Como segundo riesgo el 53% de los encuestados en el informe apunta a los cambios regulatorios o de tarifas que afectan a la recuperación del coste de los activos. La industria se ha caracterizado por conseguir rentabilidades estables y predecibles en activos regulados. Sin embargo, las estrategias de coste de servicio basadas en la expansión de activos intensivos en capital se han vuelto más difíciles de justificar ya que el crecimiento en la demanda de energía se está desacelerando en muchos mercados. Sin embargo, la mayoría de los marcos regulatorios no proporcionan la información financiera necesaria para invertir en innovación y en tecnologías digitales.

El sector eléctrico está experimentando la entrada de nuevos agentes que hasta ahora no eran relevantes. Así, en los últimos años se ha producido un creciente despliegue de la generación distribuida (Distributed Energy Resources), es decir, paneles fotovoltaicos u otras fuentes de generación conectadas directamente a la red de distribución de media o baja tensión. Y este es el tercer riesgo al que se enfrentan las compañías energéticas: la generación distribuida así como las baterías de almacenamiento, aún en ciernes, que podrían llegar a ser una posibilidad real en el futuro. El 69% de los encuestados es consciente de este riesgo y lo identifica como tal.

El sector energético no puede permanecer ajeno a la regulación energética y ambiental. Las políticas gubernamentales en todo el mundo están posicionando a las utilities en una lucha por manejar las complejas y cambiantes políticas energéticas y medioambientales, así como los requisitos regulatorios globales, regionales, nacionales y locales. La incertidumbre actual en torno a la política medioambiental, la fijación de precios del carbono y las exigencias regulatorias consumen recursos muy valiosos y limitan la efectividad en la planificación a largo plazo de las compañías.

Y la quinta amenaza está en manos del cliente. El 72% de los encuestados señala los cambios en las expectativas de los clientes como uno de los principales riesgos. Como en el resto de sectores, el sector de las utilities no es ajeno a la importancia de conocer lo que demandan los clientes. En la actualidad, los clientes están más informados y conectados que nunca. Éstos exigen más opciones, diferentes productos y un mejor servicio, lo que representa un riesgo significativo para los servicios que no responden a estas expectativas.