Las capacidades digitales y el talento lastran a España como nación digital

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La edición de 2019 del informe España Nación Digital es contundente: nuestro país sigue sin ser capaz de aprovechar todo el valor asociado a la transformación digital. Y, dentro de los tres áreas analizadas (infraestructuras y uso, entorno y mercado, y capacidades digitales y talento), solo sobresale en la primera. Las otras dos muestran carencias de peso.

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España sigue situada en la frontera entre las economías de segundo nivel y el grupo de economías más avanzadas en materia de digitalización, tanto a nivel global como en el contexto europeo. Es la principal conclusión del informe España Nación Digital 2019 que, recién salido del horno, acaba de presentar Adigital, la asociación española de la economía digital.

El documento, que realiza un diagnóstico del estado de la digitalización en nuestro país, revela que, pese a los avances de los últimos años, “nuestro país sigue sin ser capaz de aprovechar todo el valor asociado a la transformación digital en términos de crecimiento económico, pero también, y sobre todo, de bienestar social”.

Esta nueva edición del informe España Nación Digital hace un recorrido por más de 90 indicadores divididos en tres áreas principales: infraestructuras y uso, entorno y mercado, y capacidades digitales y talento.

En la primera de ellas el informe, disponible aquí, asegura que España destaca, con un mercado de telecomunicaciones maduro, innovador y bien desarrollado, que sobresale por su despliegue de redes de alta velocidad, fijas y móviles. Además, respecto a la anterior edición, avanza en todas las métricas, lo que pone al país “en una buena posición de partida ante la llegada de 5G”.

Tampoco ayudan los indicadores correspondientes a entorno y mercado. En este punto, que valora los marcos institucionales y regulatorios en los que ha de producirse la innovación, así como el tamaño y la madurez de los mercados locales, España sigue ocupando una posición intermedia. “Aunque sí progresa adecuadamente en el ámbito de la financiación y el capital riesgo (está entre los principales países europeos en inversión acumulada y rondas de financiación desde 2015), España sufre las consecuencias de la falta de una apuesta prioritaria y estable por la innovación”, dice la asociación.

Su presidenta, Carina Szpilka, reclama una “apuesta más firme por la I+D” tanto a nivel público como privado, pero también “crear mecanismos adecuados de colaboración y transferencia tecnológica de la academia a la empresa o un mayor apoyo a la cultura emprendedora”.

No es de extrañar, porque España está al nivel de países como Rumanía, Polonia o Italia y, como explica Szpilka, “la capacidad de innovación de un país es un motor de crecimiento económico y no podemos conformarnos con integrar o adaptar innovaciones externas: la única manera de mantener ventajas competitivas es ser capaces de diseñar y desarrollar productos y procesos innovadores”.

Lo peor, la capacitación digital
Los resultados más preocupantes de nuestro país aparecen en la tercera dimensión, la que evalúa el grado de preparación de la población y el tejido empresarial local para aprovechar el potencial de la digitalización.

En este sentido, España sigue ocupando un puesto intermedio-bajo en cuanto a las capacidades digitales de su población, habiendo empeorado su posición relativa en la mayoría de las métricas con respecto a 2018. El problema que se plantea en nuestro país, según este informe, es que “aquellos ciudadanos sin una capacidad adecuada para navegar por el entorno digital tendrán serias dificultades para participar de forma plena en la vida social, económica y cultural”.

Esto tiene un impacto directo sobre el mercado laboral. “Para los países rezagados, como España, el tiempo y la inercia de la demografía juegan en contra: hacen falta al menos dos décadas para que los jóvenes que se incorporan al mercado laboral lo hagan con el nivel educativo de las sociedades más prósperas, y otras dos décadas para renovar la mitad de la población activa”, afirma el documento.

A ello se une, además, un tejido empresarial formado, principalmente, por pequeñas y microempresas, entre las que las oportunidades de adopción tecnológica e innovación son mucho menores, por una simple cuestión de escala y recursos. Por ello, Adigital considera más necesario que nunca ajustar de forma adecuada las capacidades y conocimientos de los ciudadanos y empleados para tratar de evitar la polarización del mercado laboral y las tensiones entre territorios. “No podemos permitirnos dejar a nadie fuera de la digitalización, y España es un país que ya por sus características propias (como su orografía, y su dispersión y densidad poblacional) plantea numerosos retos”, ha insistido Carina Szpilka.

De ahí, tal y como ha asegurado Carina Szpilka, la necesidad de que las administraciones públicas y, en especial, el nuevo Ejecutivo, sitúen la digitalización entre sus prioridades y cumplan su compromiso con la hoja de ruta de la Agenda Digital.