Y de inteligencia emocional, ¿cómo estamos?

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La demanda de competencias de inteligencia emocional se multiplicará por seis en respuesta al auge de dos tendencias: la inteligencia artificial y de la automatización. Ese día no está lejos: en tres cinco años capacidades como la autogestión, la conciencia social, la gestión de las relaciones influirán directamente en los resultados de las organizaciones.

El Instituto de Investigación de Capgemini ha dedicado un estudio a la inteligencia emocional al considerar que es una habilidad esencial para la era de la inteligencia artificial.

Son ya muchas empresas las que están automatizando las tareas más rutinarias y repetitivas y dotando de más inteligencia a sus procesos, y a medida que esto va ocurriendo dotar a las plantillas de inteligencia emocional va a ser clave en los próximos años. “Tanto los directivos como los empleados reconocen que las competencias en el ámbito de la inteligencia emocional (IE), como la conciencia de uno mismo, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones, serán un requisito fundamental para el tener éxito en los años venideros”, dice el texto.

Los expertos del Instituto de Investigación de Capgemini pronostican que la demanda de competencias de IE se multiplique por seis en los próximos tres-cinco años años.

El 76% de los directivos participantes en el estudio considera que los empleados deben desarrollar competencias de IE dado que tendrán que adaptarse a más funciones relacionadas con el trato personal y del cliente. El mismo porcentaje señala que los empleados tendrán que asumir más tareas que exigen competencias emocionales y no pueden ser automatizadas, como las de empatía, la influencia y el trabajo en equipo.

Seis de cada diez directivos afirman que la inteligencia emocional se convertirá en una competencia laboral indispensable en un horizonte de entre uno y cinco años, algo en lo que también coinciden cuatro de cada diez de los empleados.

De hecho, el porcentaje de trabajadores que considera que sus competencias actuales son o serán innecesarias por la automatización y la inteligencia artificial se ha incrementado en diez puntos porcentuales en los dos últimos años. Así, de manera general, el volumen de empleados que cree que sus competencias son o serán innecesarias en los dos-tres próximos años ha aumentado del 30% al 39%. En particular, también ha aumentado el porcentaje de empleados millennial que piensa así: del 40% al 50%. Evidentemente, son conscientes del impacto de la automatización y la IA y se sienten cada vez más preocupados, conscientes de que son ellos los que absorberán en mayor medida el impacto de la automatización.

Las nuevas competencias, algo que las máquinas todavía no ofrecen, se harán cada vez más necesarias pero la realidad es que la gran mayoría de las empresas no ha adaptado sus prácticas para integrar la inteligencia emocional en los procesos de contratación y formación de personal. Esta incapacidad dejará a muchas organizaciones sin posibilidad de materializar esos beneficios en términos de satisfacción del empleado, menor tasa de rotación de personal, generación de ingresos o reducción de costes, advierte el estudio.