La IA y la sostenibilidad encabezan las tendencias en términos de innovación

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La IA posibilitará el nacimiento de un nuevo modelo de innovación en el que, bajo la dirección de las personas, la tecnología ‘imagine’ constantemente nuevos productos, servicios y negocios, con una calidad, velocidad y tasas de éxito antes inimaginables. La diferencia entre las organizaciones radicará en la forma en que la usan.

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La Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque ha presentado su “Informe Innobasque de Prospectiva 2024. Tendencias de Innovación”, que reúne las grandes dinámicas mundiales en términos de innovación. Los incontables usos de la IA, el potencial de la computación cuántica, la concienciación sobre la sostenibilidad, la búsqueda del talento y la importancia de la resiliencia marcarán el futuro inmediato, según el estudio.

La primera gran tendencia es centra en las aplicaciones e implicaciones inmediatas de la irrupción en todos los ámbitos de la inteligencia artificial generativa. A diferencia de la IA ‘tradicional’, ésta puede crear ideas y contenidos nuevos y no estructurados, incluyendo textos, imágenes, conversaciones, audios, videos, música o códigos. Por lo tanto, mientras olas tecnológicas anteriores llegaron principalmente a la automatización a las actividades de trabajo físico, la IA generativa tendrá mayor impacto en el trabajo de conocimiento. Debido a su potencial, la cuestión no es si utilizarla o no en las organizaciones, sino decidir para qué, con qué alcance, a qué ritmo y con qué riesgos se utilizará. La diferencia entre las organizaciones radicará, por lo tanto, en la forma en que la usan, destacando entre estos posibles usos la creación de “clientes/usuarios sintéticos” que permitirán a las empresas realizar simulaciones para validar el potencial de nuevas propuestas.

Dentro del análisis dedicado a la IA, el informe también repara la aparición de su mano de un nuevo modelo de innovación. En este nuevo mundo impulsado por la IA, la tendencia es que la innovación se haga más autónoma. Con una progresión que va desde el menor nivel de madurez, basado solo en el trabajo de la persona, hasta el mayor: la innovación autónoma, que no consiste en integrar la Inteligencia Artificial en un sistema ya existente, sino en reimaginar todo el ciclo de la innovación. Se trata de desarrollar un sistema de interacción entre el ser humano y la máquina que actúe como motor de innovación. Un mecanismo siempre activo, capaz de imaginar, crear y lanzar constantemente nuevos productos, servicios y negocios, con una calidad, velocidad y tasas de éxito antes inimaginables. Las personas serán quienes diseñen, usen y fijen los objetivos de ese motor.

La segunda gran tendencia destacada es la “sostenibilidad por convicción”, en la que el respeto por el medio ambiente deja de ser visto como imposición para imponerse como una ventaja competitiva gracias a unos inversores y consumidores cada vez más exigentes. También serán cada vez más exigentes en este ámbito los trabajadores, protagonistas de la tercera tendencia. Las nuevas tecnologías harán desaparecer muchos empleos, pero también agudizarán la necesidad de crear, transformar y fidelizar talento especializado, y esta captación exigirá a las empresas ajustar su funcionamiento a las necesidades de un nuevo tipo de profesional.

La cuarta tendencia será la necesidad de potenciar la resiliencia, de mejorar la capacidad y velocidad de adaptación de los modelos de negocio a los cambios surgidos de ante el “tsunami perfecto” que genera la interconexión de todas las megatendencias.

Por último, está el potencial del próximo “salto” tecnológico, el protagonizado por la computación cuántica, así como la creciente trascendencia de la ciberseguridad. El desafío radica en cómo las organizaciones deciden implementar todo este conocimiento, teniendo en cuenta su situación interna y el contexto que les rodea.