El 29% de las organizaciones se sitúan en el nivel más alto de madurez tecnológica

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Las más avanzadas en digitalización muestran una relación más estrecha con las aplicaciones híbridas, los sistemas automatizados y la observabilidad de los datos, mientras que las menos maduras presentan niveles bajos de automatización, planes limitados para la observabilidad y menos capacidad para afrontar amenazas.

Los procesos de transformación digital se han acelerado notablemente durante el último año, multiplicando por siete el número de compañías que se sitúan en los niveles más altos de madurez digital. Como señala el último informe Digital Enterprise Maturity Index (DEMI) de F5, el 29% de las organizaciones ya se sitúan en el nivel más alto de la tabla (“doers”), llevando a cabo avances significativos en sus esfuerzos de digitalización, mientras que en 2023 solo el 4% alcanzó este nivel. Con respecto al resto de compañías, el 54% se califican como “aficionadas” y el 17% como “vagas” digitales.

Las infraestructuras híbridas y distribuidas en primer plano

La madurez digital de las organizaciones se hace particularmente evidente por la naturaleza híbrida y distribuida de sus infraestructuras, los niveles de automatización de sus sistemas y la eficacia con la que gestionan y almacenan sus datos para lograr que sean observables. El 82% de los "doers" ya están operando aplicaciones híbridas con componentes en, al menos, dos entornos distintos, lo que indica una preparación digital avanzada y una integración eficaz de la IA. Este es el caso del 51% de los "aficionados" y del 10% de los "vagos".

Además, el 59% de los "doers" también cuentan con sistemas automatizados que pueden ejecutar scripts en función de las condiciones y las políticas de seguridad y de entrega. En cambio, solo el 37% de los “aficionados” y el 16% de los “vagos” operan de esta manera.

El informe también descubre que el 74% de los “doers” han automatizado la seguridad de su red y el 53% la infraestructura de la red, lo que solo el 8% y el 4%, respectivamente, de los “aficionados” ha hecho.

La creciente influencia de la GenAI

Un factor clave a la hora de prepararse para la IA es la observabilidad de los datos (la materia prima de los modelos de IA) y la capacidad de hacerlos operativos. Según el informe, el 94% de los “doers” mantienen múltiples almacenes de datos o los consolidan en un único repositorio de datos. Mientras tanto, dos tercios (65%) de los “vagos” afirman no disponer de una estrategia para la observabilidad.

El uso de prácticas Site Reliability Engineering (SRE), que sustentan la implementación de aplicaciones híbridas es otra señal de madurez digital y preparación para la IA. Casi todos los “doers” (97%) han adoptado o planean adoptar un enfoque SRE, mientras que la gran mayoría (86%) de los “vagos” no lo hacen.

Además, los “doers” administran una media de 468 API, lo que muestra una infraestructura digital sofisticada preparada para la integración de la IA.

Por último, el informe de F5 muestra también que existe una brecha significativa entre las empresas más y menos maduras digitalmente en lo que respecta a la seguridad de sus datos. No es solo que los “doers” implementen medidas de seguridad más sólidas, sino también que muestran más confianza en su capacidad para repeler amenazas.

En lo que respecta a la implementación de SDLC (ciclo de vida de desarrollo seguro), que integra la seguridad en el desarrollo de software antes de que se escriba la primera línea de código, los "doers" obtuvieron una puntuación de 13,5 sobre 15, en comparación con los 10 sobre 15 de los "aficionados" y los 5,5 de los "vagos".

Asimismo, impulsadas por una creciente dependencia de la IA, el 92% de las organizaciones digitalmente maduras afirman haber adoptado principios de confianza cero, lo que refleja mayores niveles de confianza en sus frameworks de seguridad. En una escala del 1 al 5, los "doers" que han implementado zero trust dicen que se sienten muy seguros (4,4) de su capacidad para repeler un ataque a la capa de aplicación o API. Los "aficionados" y los "vagos" se sitúan en un nivel de 2,8 y 2,2, respectivamente.