¿Cómo puede afectar la guerra comercial entre EE.UU. y China a la economía global?
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Desde hace meses, Estados Unidos y China mantienen una guerra comercial que podría tener consecuencias más que importantes para la economía global. La Unión Europea también mantiene un conflicto con Estados Unidos, que será el centro de la reunión entre el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, y Donald Trump.
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Preocupación por la guerra comercial que mantienen Estados Unidos y China. Así lo asegura Reuters quien cree que de no resolverse podría tener efectos más que importantes para la economía global. No en vano, no hay que olvidar que la guerra comercial está siendo protagonizada por las dos principales economías mundiales.
Según un estudio de Pictet Asset Management, si se aplica un arancel del 10% sobre el comercio de Estados Unidos “totalmente transferido” al consumidor podría llevar a la economía global hacia un estado de estanflación y reducir los ingresos de las empresas en un 2,5%.
Además, la firma asegura que la guerra comercial no afectará únicamente al crecimiento económico de Estados Unidos y China, sino que ésta tendrá consecuencias sobre las economías de una serie de países que están totalmente integrados en la cadena de valor global.
Taiwán, Hungría, la República Checa, Corea del Sur o Singapur podrían ser “igual o más vulnerables” al riesgo de una disputa comercial que China y Estados Unidos. En el caso de España, ésta tampoco es inmune. Aunque no se encuentra entre los países con más riesgo (hay más de 40 países con mayor riesgo por delante), las exportaciones cada vez tienen más peso en la economía española, con lo que eso implica.
En el caso de Taiwán, el país asiático es un hub tecnológico que lidera la industria de semiconductores gracias a empresas como Foxconn, quien fabrica los chips del iPhone de Apple, entre otros muchos dispositivos importantes. Los circuitos electrónicos integrados representan el 40% de las exportaciones totales de Taiwán.
En el caso de Hungría, Estados Unidos es su mayor socio comercial fuera de la UE, y dispone de grandes flujos comerciales gracias a una gran base de fabricación, especialmente en el sector de los automóviles. Es más, automóviles y piezas para vehículos lideraron las exportaciones húngaras en 2016, y éste es uno de los sectores “amenazados”.
Las tensiones comerciales con la Unión Europea no son el único frente abierto que tiene Donald Trump. El pasado 2 de abril, Donald Trump anunció más aranceles a productos chinos por valor de más de 50.000 millones de dólares, los cuales afectan, sobre todo, a productos de alta tecnología. A la hora de poner en marcha estas tarifas, la agencia “Sección 301”, que es la que autoriza los aranceles, asegura que China “ha intentado sistemáticamente apropiarse de manera indebida de la propiedad intelectual de Estados Unidos a través de requisitos de empresas conjuntas, normas de licencias tecnológicas desleales o compras de empresas tecnológicas estadounidenses” de manera ilegal.
Estados Unidos también tiene otro frente abierto en lo que al comercio internacional se refiere. En este caso es con la Unión Europea. Donald Tusk, presidente de la UE, advirtió ayer que “Europa tiene que estar preparada para los peores escenarios posibles” en materia de comercia internacional.
Las declaraciones de Tusk están en línea a las realizadas por Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, quien aseguró, la semana pasada, que las medidas proteccionistas que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, contra las importaciones en ese país de aluminio y acero comunitarios y los aranceles impuestos a una lista de exportaciones de ese país por parte de Europa, “ignora un excedente de servicios”.