Así está cambiando la infraestructura de red para que 5G pueda ser una realidad

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Durante la pandemia, ha quedado clara la relevancia de tener buenas redes de comunicaciones y ésta irá a más a medida que la economía y la sociedad se van digitalizando. Ni que decir tiene que a ello contribuirá 5G, cuyo despliegue está produciendo cambios en la infraestructura de red. Los repasamos de la mano de DE-CIX.

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Desde la irrupción de la pandemia somos más conscientes de la relevancia de tener buenos servicios de telecomunicaciones y eso pasa por disponer de infraestructuras de red seguras, fiables y robustas. Ha quedado claro que son  básicas para la economía digital, que se está acelerando y en el que la llegada de 5G tendrá mucho que ver, ya que será el punto de despegue de nuevos servicios en todos los sectores.

Según DE-CIX, “todas estas posibilidades también suponen un gran reto para las infraestructuras, tanto en materia de inversión como de innovación tecnológica. Son muchas las nuevas tecnologías que hacen posible esta nueva generación de conectividad” y, por ello, sus expertos han hecho un análisis sobre del impacto que tendrá la quinta generación de redes móviles en las infraestructuras:

Infraestructuras más cercanas y sostenibles
Muchas aplicaciones de 5G requerirán una latencia muy baja (a veces inferior a 10 milisegundos). Esto significa que el procesamiento y almacenamiento de datos debe estar físicamente más cerca del usuario final. Sin embargo, en los dispositivos finales no hay suficientes recursos para procesar grandes cantidades de datos, como las que son recogidas por los sensores. Aquí es donde el Mobile Edge Cloud (MEC) entra en juego, una infraestructura que proporciona altas capacidades de computación y almacenamiento en el "borde" (Edge) de la red. Es decir, cerca de los dispositivos finales. El término "móvil" aquí se refiere a que las aplicaciones se pueden trasladar de una nube a otra sin que cause un retraso notable, sin perjudicar a la latencia. Por ejemplo, el Mobile Edge Cloud jugará un papel importante en la transición hacia un modelo energético más inteligente y respetuoso con el medio ambiente. En las redes inteligentes o Smart Grids, el excedente de electricidad generado a partir de energía renovable (por ejemplo, la energía solar en un día largo y soleado) puede almacenarse y suministrarse de manera flexible según sea necesario en días nublados. Los datos necesarios para ello se almacenan en el Mobile Edge Cloud, cerca de los contadores inteligentes, que son los dispositivos finales que demandarán esta energía.

Agilidad mediante software
El último informe de Gartner sobre el mercado de infraestructuras de red afirma que, para finales de este año, la inversión en infraestructuras de red 5G ascenderá a 4.200 millones. A medida que la complejidad de las redes va en aumento, las infraestructuras se van a ir desarrollando para adaptarse a la necesidad de crear redes más ágiles y flexibles. Esta tendencia se valdrá del equipamiento de red definido por software. Mediante esta tecnología se puede gestionar toda una red de manera centralizada y supervisar el tráfico para dar prioridad a unos paquetes de datos o bloquearlos momentáneamente para evitar saturaciones, si fuera necesario. Este enfoque centralizado, junto con la gran flexibilidad que conlleva, permite que las redes se adapten rápidamente a requisitos más complejos. Es el caso de las redes de los campus universitarios, donde las redes Wi-Fi y Ethernet tienen que converger y ser homogéneas. En estos casos, el control por software ayuda a  gestionar una red completa de manera centralizada y automatizada, mejorando la seguridad y calidad de la misma.

Virtualización del hardware
Actualmente, la tendencia de implantar infraestructuras basadas completamente en hardware, es decir, en equipamiento físico, está cambiando, ya que estas requieren mucha inversión y ofrecen poca escalabilidad. La virtualización de las funciones de red (NFV) es una tecnología que se está aplicando en los nuevos sistemas de redes y permite sustituir dispositivos de hardware de alto coste, como routers o firewalls dedicados, por equipamiento estándar. Así, las funciones que realizan estos dispositivos se trasladan a servidores virtuales para que los despliegues de red y sus futuras migraciones o actualizaciones sean más rápidas, fáciles y flexibles. Esto combinado con la ‘softwarización’ de las redes hará que 5G se adapte perfectamente a las variables demandas de los dispositivos finales. Además, el uso de hardware estándar también permitirá reducir los costes operativos. Esta tecnología se aplica en mayor medida en ámbitos de seguridad para garantizar la protección de la red, ya que al estar virtualizadas en gran parte, la red no es tan accesible para los atacantes.

Flexibilidad para más servicios
La tecnología 5G tendrá que dar conectividad a una mayor variedad de dispositivos que las anteriores generaciones, como los sensores asociados al Internet de las Cosas, que abarca desde la agricultura e industria 4.0, el coche conectado o los hogares domotizados. Cada una de estas aplicaciones tiene unos requisitos específicos de velocidad, latencia o procesamiento de datos. En este punto es donde se desarrolla la tecnología conocida como ‘network slicing’, un nuevo sistema de arquitectura de red, que permite dividir una red en múltiples redes independientes donde cada una puede ofrecer unos parámetros determinados, como la latencia, para asignarla a cada dispositivo. Es decir, gracias a esta tecnología no se necesitará un despliegue para cada tipo de aplicación, sino que una sola red 5G será capaz de gestionar y repartir los recursos para proporcionar la calidad óptima a cada objeto conectado bajo una única infraestructura física.